Luego de semanas de tensión diplomática, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió al dar un giro de 180 grados en su postura hacia México. Este miércoles 27 de noviembre, Trump celebró la conversación que sostuvo con la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, donde abordaron temas clave como la seguridad, la migración y la crisis de salud pública en Estados Unidos derivada del consumo de fentanilo.
A través de la red social Truth, Trump detalló los temas tratados con Sheinbaum. Entre los puntos más destacados, mencionó la problemática de las caravanas migrantes y de personas refugiadas. “Ella aceptó detener la migración a través de México y hacia los Estados Unidos, cerrando así de manera efectiva nuestra frontera sur”, afirmó el mandatario electo, quien hace apenas unos días había amenazado con imponer un arancel del 25% a los productos mexicanos si no se frenaba el flujo migratorio.
De la confrontación al consenso
La postura conciliadora de Trump contrasta con su amenaza previa de aranceles, una medida que había sido respondida por Sheinbaum con una propuesta similar: un arancel espejo en represalia. Este intercambio de declaraciones elevó las tensiones entre ambas naciones. Sin embargo, la reciente conversación entre ambos líderes parece haber allanado el camino para una colaboración bilateral.
En el ámbito de la seguridad, el presidente electo destacó la voluntad del gobierno mexicano de cooperar en la lucha contra el tráfico de drogas, una problemática que ha cobrado la vida de miles de estadounidenses. En 2022, la revista The New England Journal reveló que, en promedio, 22 adolescentes de entre 14 y 18 años fallecieron semanalmente por sobredosis de fentanilo en Estados Unidos, lo que encendió las alarmas de las autoridades. Durante su campaña presidencial, Trump culpó a México por el flujo de estas sustancias, acusándolo de ser el principal proveedor.
Un camino hacia la cooperación
“Fue una conversación muy productiva”, sentenció Trump en su publicación, refiriéndose al compromiso de ambas naciones para diseñar políticas que aborden tanto la crisis sanitaria derivada del tráfico de drogas como los desafíos migratorios.
Este cambio de tono representa un paso significativo en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, marcando un posible inicio de cooperación en temas sensibles que afectan a ambos países. Resta por ver cómo estas intenciones se traducirán en acciones concretas una vez que Trump asuma el cargo en enero de 2025.
Por Omar Carmona
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