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Foto del escritorLa Noticia al Punto

Tras repatriación, autoridades y ciudadanos de Caborca recibieron su pila bautismal

En un acto encabezado por representantes municipales, del INAH y consulares de Estados Unidos, se resaltó la trascendencia de devolver esta pieza que da identidad a los sonorenses

Se efectuó una mesa de análisis que ahondó en el significado de las pilas bautismales y en su contexto dentro de la evangelización de la Pimería Alta

Luego que el pasado 26 de agosto se oficializara la repatriación a México de una pila bautismal del siglo XVIII, perteneciente al Templo de la Purísima Concepción, de este municipio, esta mañana en un sencillo protocolo acorde con las medidas sanitarias, el objeto patrimonial –junto con su aspersor de cobre, elaborado en el siglo XIX– volvió a su lugar de origen.

En representación de autoridades de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los titulares del Centro INAH Sonora y de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones, José Luis Perea González y Juan Manuel Garibay López, respectivamente, reconocieron la importancia de esta devolución, la cual retribuye una parte esencial de la memoria histórica de Caborca.

Acompañados del cónsul de México en Tucson, Arizona, Rafael Barceló Durazo, y del edil de Caborca, Librado Macías González, los funcionarios remarcaron que este hecho es resultado de las gestiones entre el INAH, el patronato del Templo de la Purísima Concepción, la Sociedad Histórica de Arizona y los consulados de México en Tucson y Nogales, Arizona.

“El patrimonio es esencial porque representa lo que somos y también, en su conservación, lo que queremos heredar a las futuras generaciones, ya que no hay futuro vivo con un patrimonio muerto”, declaró José Luis Perea.

Tras la ceremonia de entrega-recepción, en la que también participó el obispo de la Diócesis de Nogales, José Leopoldo González González, se dio paso a la mesa “Las misiones del padre Kino y sus bienes culturales”, en la que académicos del Centro INAH Sonora y de la Sociedad Histórica de Arizona pormenorizaron los detalles de la pila bautismal, su uso antiguo y contexto histórico en la región sonorense de la Pimería Alta.


Al respecto, destacaron las características que distinguen a la pila bautismal: forjada en cobre, ovalada y con un diseño multilobulado en floriforme, su grabado y pintado a mano en rojo y blanco, con motivos diversos de pétalos verdes y naranjas; contiene igualmente una tapa y un cerrojo de hierro remachado en forma de lágrima, cuyo uso principal se dio en el siglo XIX.

Sobre el simbolismo de las pilas bautismales, el sacerdote de la Diócesis de Nogales y miembro de la Asociación Sonorense de Historia, Claudio Alonso Murrieta Ortiz, comentó que estos elementos son esenciales toda vez que el bautismo es un proceso de encuentro, acogida, conversión de vida y adhesión comunitaria en la fe cristiana.

En las épocas tempranas del cristianismo, abundó, este rito se efectuaba dentro de ríos u otros cuerpos de agua; sin embargo, cuando esta religión se expandió por todo el mundo antiguo y moderno –debido a sucesos clave como la conversión del emperador romano Constantino a esta fe–, el proceso tuvo que adaptarse a las comunidades en las que no había grandes cuerpos de agua, “por lo que comenzaron a elaborarse estas pilas, las cuales reproducen hasta hoy la experiencia de inmersión en la fe cristiana”.

Acerca de la vinculación de la pila bautismal dentro de la Pimería Alta, tema abordado desde diversas perspectivas por los investigadores del Centro INAH Sonora, Esperanza Donjuan Espinoza y Júpiter Martínez Ramírez, y por Greg Scott, de la Sociedad Histórica de Arizona, se mencionó que en las regiones del entonces norte de la Nueva España, hubo diversos casos de bautismo de sangre, como el del religioso Francisco Javier Saeta, en abril de 1695, los cuales eran otorgados por la Iglesia a los misioneros que eran martirizados en defensa de sus creencias y de sus acciones evangelizadoras.

Finalmente, durante la ponencia impartida por el arqueólogo Júpiter Martínez, se hizo un recorrido por los vestigios de tipo misional que hay en Sonora, tales como las antiguas misiones de Santa María Suamca, Átil o la de Nuestra Señora del Pilar y Santiago de Cocóspera.

“Estos bienes patrimoniales de tipo mueble, como la pila bautismal de Caborca, o inmueble como las misiones, forman parte de nuestra herencia y deben ser conservadas frente a amenazas como la urbanización, el saqueo y el tráfico ilícito de piezas históricas”, concluyó Júpiter Martínez.

Durante la mesa también se dio a conocer que tras su exhibición en la Ciudad de México en los próximos meses, la pila bautismal y su aspersor regresarán de manera definitiva a Caborca, en abril del año entrante.


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