¿Te levantaste de malas?
¿Alguien te crítico y te sentiste ofendido? ¿No lograste lo que tanto querías? ¿Se te perdió algo? En fin, la lista se puede extender con todo tipo de situaciones que te pongan en un modo desagradable e incómodo.
La vida diaria nos desafía con muchos problemas y obstáculos que hemos de saltar.
En eso consiste la experiencia, el aprendizaje y la sabiduría para ir creciendo, con las capacidades necesarias, para vivir en paz y dormir profundamente tranquilos y sin preocupaciones.
Todo comienza con tomar consciencia y darnos cuenta de en dónde estamos parados. Es decir identificar con claridad lo que nos está sucediendo y el motivo o causa de nuestros estados de ánimo.
El estar en dominio de uno mismo es la clave central para disminuir la tentación de salirse del presente y merodear con lo sucedido ( pasado) o estar ansioso con lo que vendrá (futuro).
Las cosas desagradables, que nos pueden hacer perder el equilibrio, las debemos de afrontar en el momento y resolverlas.
El acumular sensaciones negativas y dejar que perturben nuestra mente y percepción de las cosas, nos va haciendo crecer el mal humor y no soltamos lo anterior y nos lo llevamos a dormir y desde luego nos afecta.
A dormir llevemos mejor la tranquilidad de haber resuelto nuestros estados de ánimo negativos de la jornada.
Los asuntos se van resolviendo día a día y así vivir más plenamente en el presente.
Entre más conscientes estemos de las reacciones negativas y de las actitudes tóxicas que plasmamos en nuestros actos, será mucho más fácil vivir en paz y poder trabajar un mejor humor, para que se note en nuestro rostro y el trato a los demás.
Si te levantas de malas, es porque te acostaste igual. Así que trata de no dormirte sin resolver tus asuntos, para propiciar un sueño reparador y tranquilo.
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