Ten un propósito grandioso, pero comienza desde el principio. Si quieres construir una mansión, empieza por un pequeño muro. Así los grandes proyectos nacen de la realidad concreta y se desenvuelven con el esfuerzo que se realiza día con día.
El valor de la rutina diaria es incalculable, porque se suman progresivamente las acciones que se ejecutan constantemente.
Así, la buena salud es consecuencia de los hábitos, particularmente de lo que comes y bebes, en cada jornada. De igual manera, un capital se acumula con el ahorro. Un idioma se aprende, cumpliendo con la lección diaria. La higiene, con la limpieza cotidiana.
Puedes soñar lo que quieras, pero no lo vas a alcanzar, si hoy no inicias con los primeros pasos. Una persona pasiva, se quedará sentado a que se cumplan sus deseos; una activa pone en marcha lo que sea necesario hacer para conseguirlo.
Esa es una de las más grandes diferencias entre los soñadores y los realizadores, los primeros se quedan atrapados en lindos deseos, pero imaginarios. Y en cambio, los segundos si van a hacer las cosas, salgan como salgan, las van a empezar y continuar, hasta que logren sus sueños. Simplemente no lo dejan para después. Deciden hacerlo y pronto comienzan, no posponen ni ponen pretextos.
Así que tu decide, en qué bando estás: en el de los soñadores o en el de los realizadores. Realmente no hay muchas opciones, y si quieres conquistar un atractivo objetivo que siempre has deseado. Qué esperas para iniciarlo ya. Lo que sí va pasando es el tiempo, y el hubiera no existe como tal. Entonces, manos a la obra, que una casa comienza con un proyecto arquitectónico, y éste con un terreno.
Soñar no cuesta nada, es el hobby de los amantes de perder el tiempo en el ocio y hablar y hablar y no concretar nada, el mundo está lleno de ese tipo de perfil fantasioso. Sepas o no, siempre puedes ir aprendiendo en el camino. No pongas pretextos y deja de ocultarte en las justificaciones para no hacer realidad tus sueños.
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