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Este domingo vamos a presenciar una edición más del Súper Bowl, la edición 59 de este gran evento se jugará en la ciudad de Nueva Orleans y los equipos que lo disputarán serán las Águilas de Filadelfia y los Jefes de Kansas City. Se trata del segundo enfrentamiento entre ellos, que apenas hace dos años se enfrentaron en esta misma instancia, en un partido muy parejo, los Jefes levantaron el trofeo en esa ocasión.
El Súper Bowl es uno de los eventos deportivos con más audiencia a nivel local y mundial. En Estados Unidos, el football es el deporte más popular del país, un 79% de los estadounidense ven o siguen los partidos y en un 90% de ellos vemos estadios a su máxima capacidad. La NFL en los últimos años ha expandido su mercado celebrando partidos de temporada regular en el sur de América y Europa, con miras a realizar uno en Dubai.
Este alto nivel de popularidad no puede ser desaprovechado. Hay miles de historias de superación que valen la pena ser contadas y conocidas. Esta liga tiene un poder de influencia muy importante que puede ser utilizado para impactar varias esferas. En una sociedad consumida por las drogas en jóvenes, la NFL puede ser ideal para engancharlos con el deporte, el trabajo en equipo y el sentido de pertenencia. Sin dejar de mencionar que este gran alcance también puede ser el medio idóneo para mandar mensajes sociales importantes.
Tanto de forma activa como por la misma naturaleza de la liga, la NFL conoce este alcance y hace muy buen uso de él. Internamente, la liga tiene un programa de políticas para la diversidad, igualdad e inclusión que permite ver un conjunto de atletas muy diversos, de todos lugares, razas y creencias, a su vez, esto se traduce en un escenario que refleja a la sociedad estadounidense pero con la diferencia de que todos tienen las mismas oportunidades y, al contrario de otras esferas sociales, se ve a personas afroamericanas siendo líderes.
Ejemplo de lo anterior son los mariscales de campo de los equipos que veremos el domingo, Jalen Hurts y Patrick Mahomes, dos personas afroamericanas que, aún con altísimo nivel atlético en la posición más difícil del deporte, no hubieran sido siquiera considerados para esa posición ni para ninguna otra en los primeros años de la liga. El hecho de ver que las puertas han sido abiertas para ellos y ver su talento y excelencia al servicio del trabajo en equipo, abre el camino para oportunidades fuera de la cancha para todos y cierra el camino de la discriminación también en otros ámbitos.
Saliendo del estadio, donde la mayoría de las personas que realizan trabajos de limpieza, manejo de autobuses colectivos y servicios al público son afroamericanos, mientras los que ocupan posiciones de poder son blancos, este mensaje es necesario, en una sociedad tan dividida, ver equipos diversos que trabajan para un objetivo en común, resulta casi revolucionario, una declaración social importante.
Por supuesto que no se puede cambiar la realidad desde el deporte, pues es eso lo un reflejo de ella, pero si se pueden mandar mensajes importantes desde ahí, no podemos dejar de mencionar las campañas de impacto para acabar con el racismo y hacer los espacios más inclusivos, en años recientes también se ha publicitado mucho las mujeres en este deporte, en donde por cierto una de las mejores es la mexicana Diana Flores.
Este deporte y los equipos que veremos el domingo representan no solo el más alto nivel deportivo y atlético, sino un increíble nivel de diversidad y unidad que impacta a las nuevas generaciones y que convierte el próximo domingo en un súper domingo.
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