Por Sandra Flores
Sonidos, vegetación, insectos, monos y jaguares llegaron este miércoles al festival de Venecia con el filme "Selva Trágica" sobre la misteriosa y despiadada vida en la jungla narrada por la mexicana Yulene Olaizola.
La película, que compite en la sección Horizontes, entre las más innovadoras del festival veneciano, se desarrolla en los años 20, en la llamada selva "chiclera", entre la frontera de México y Belice, en la que un grupo de hombres mexicanos e indígenas mayas se adentran para extraer el caucho de los árboles chicozapote (Manilkara zapota) y venderlo al mejor postor.
La selva habla, te da y te quita", explica uno de los protagonistas al referirse a las tensiones, fantasías y deseos que despierta la selva y a las leyendas que acechan en el corazón de la jungla.Corrí el riesgo de venir a Venecia, en un año muy difícil porque fue difícil venir y fue difícil terminar la película por la cuarentena. Pero lo logramos y estar aquí es emocionante", reconoció la realizadora en una charla con la AFP.
Rodada en plena selva, en medio de plantas venenosas, insectos que hieren, monos y chimpacés agresivos, la película resulta también un documental porque transporta al espectador con sus magníficas imágenes y sus sonidos a uno de los lugares más míticos, explotados desde la época de la Colonia por potencias extranjeras y comunidades locales.
La filmación dentro de la selva fue todo un reto. Teníamos que realizar trayectos muy largos para llegar a las localizaciones, cuidar a un grupo de más de 50 personas y tener medidas de seguridad como buscar víboras venenosas y revisar todo el tiempo el suelo", contó.
Como en las novelas de varios escritores modernos, desde Luis Sepúlveda, Mario Vargas Llosa pasando por William Ospina, Gioconda Belli, Santiago Roncagliolo, el filme se inspira en los misterios de la selva, cuando una desconocida y bella mujer, vestida de blanco, los va encantando con su hermosura, sus silencios y secretos, hasta hacerlos desaparecer uno a uno.
Es efectivamente un homenaje a la mujer. Para mí la selva es una entidad viva, que se defiende de los hombres que tratan de robarle sus tesoros", explica Olaizola, embarazada de siete meses.
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