El Estado mexicano presenta totales de los delitos pero no agrega respuestas al problema
A pesar de la numeraria, referentes, opiniones, las glosas nacionales e internacional sobre la inseguridad e impunidad en México, la violencia con los delitos consumados, recrearon un “círculo vicioso” donde el Estado se limitó en vociferar resultados, presentar el cuadro por entidades pero no exterioriza los planes para enfrentar ese grave problema dejando la sospecha de que existe “posible tolerancia” a la actuación criminal o la complicidad de los tres órdenes de gobierno.
A los gobiernos, federal y estatal, por ejemplo, no les importa tanto tener un buen (a) estratega a su lado, sino un encargado de comunicación para sacar adelante a los gobiernos ante los ataques de la criminalidad con frases hechas, buscando el impacto mediático, pero no la reacción contra el crimen organizado o el desorganizado. En esa tesitura, en el sexenio 2018-2024, se hace por ejemplo la acumulación de homicidios dolosos donde el estado de Guanajuato viene ocupando primer lugar nacional.
Por esa intensidad se le carga la mano en los municipios para que sus fuerzas policiales sean “primeras respondientes” al crimen organizado (toma de contacto), quienes cuentan con menos recursos públicos y por tal razón menos personal, armamento y municiones, material y equipo para sean quienes saquen la cara por los gobiernos de la Federación y estados. Claro se insiste como respuesta compensatoria, la Guardia Nacional (GN) y Sedena, y las fuerzas del estado apuntalan a las municipales.
Las masacres en los municipios de la entidad no han perdido fuerza ni han dejado de aumentar, suscitándose en León, Celaya e Irapuato, en este último durante la jornada de ayer, en diversos frentes de ataques fueron asesinadas 6 personas, 4 mujeres y 2 hombres. El secretario de Seguridad Ciudadana, Ricardo Benavides Hernández, adelantó que los ejecutados, estaban “vinculados” con el crimen organizado y será la Fiscalía General del Estado quien dé cuenta de ello con sus pesquisas.
A pesar de los resultados siniestros en materia de seguridad pública, la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Rosa Icela Rodríguez, no ha ofrecido, luego de exhibir con la ayuda del presidente Andrés Manuel López Obrador la numeraria de la comisión de los asesinatos, el “remedio y trapito”, o sea, los programas o ajustes a los proyectos para enfrentar, superar o atemperar la ola de violencia.
En el estado de Guanajuato, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSEG), Alvar Cabeza de Vaca Appendini, ni siquiera emerge o deja el confort para ofrecer la explicación de lo que sucede mes por mes y por qué Guanajuato lidera los totales de los asesinatos en este país. Seguramente cree aquello de que calladito se ve más bonito y se limita a la defensa de oficio u oficiosa de legisladores del partido conservador PAN o de la vocera oficial del gobierno estatal, Sophía Huett López.
Realidad original en signos
El pasado 17 de junio, Tresearch Internacional, en su concentrado “La Guerra en Números”, relacionado con víctimas de homicidios dolosos, mostró que en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador hay un total acumulado de 123 mil 523; mientras en el estado de Guanajuato que gobierna el panista, Diego Sinhue Rodríguez, primer lugar nacional, totalizó 14 mil 625.
El Papa Francisco, cabeza de la Iglesia Católica en el mundo, durante el inicio de semana externó su “consternación” por “tantos asesinatos en México” que causan un sufrimiento inútil, respuesta tras la violenta ejecución de dos sacerdotes jesuitas en el municipio de Urique, estado de Chihuahua, al norte de la República Mexicana.
Con el señalamiento y acciones de la Iglesia Católica, se generó un escenario de preocupación por la violencia, pues no se limita a los asesinatos sino que también, ha incluido las extorsiones, robos a casa habitación y de carros.
Se esperan las respuestas técnicas especializadas para la atención del gravísimo problema de inseguridad e impunidad cuyos resultados son los delitos de diversos órdenes encabezados por los asesinatos donde el estado de Guanajuato, resulta el primer lugar nacional “indiscutible”.
Topografía.
Altimetría. Altos vuelos
Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República y coordinador de la bancada de la mayoría morenista en ese cuerpo colegiado, aprovechó la vena insurgente del estado de Guanajuato para también lanzar su proclama de emancipación, no a la Cuarta Transformación, tampoco a la lealtad política al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero si a la forma en que el mandatario ha llevado la sucesión presidencial por lo que toca al partido rojo marrón.
Lo dijo claro en León: “no soy corcholata, es peyorativo y es un lenguaje que nadie debiera aceptar. Pero allá ellos. Digo, yo no soy corcholata. Me niego a aceptar ese mote. Soy simplemente un modesto aspirante a la Presidencia de la República”. Y lanzó la advertencia: si lo siguen excluyendo del proceso interno de Morena para determinar al candidato presidencial, afirma: “yo ya nada tengo qué hacer” para precisar que el límite de su permanencia en el partido “es la dignidad”.
Cada día el senador endurece los mensajes hacia la dirigencia nacional de su partido, y por ende, con destino al residente del Palacio Nacional, el verdadero dueño del destino de Morena, el que puso el mote de “corcholatas”, el que impone la encuesta como medio para obtener candidato y no la decisión firme de la militancia del partido, como pide Monreal. Queda claro que, en la retórica, lanza el pial para la unidad y para que lo integren al juego, pero en la segunda línea discursiva se muestra la brecha que se abre entre la nomenklatura que le desplaza. Inclusive se dio tiempo de señalar que ante la barbarie de la violencia, debe reajustarse la estrategia de seguridad pública de la Federación, ya no le convencen los abrazos ante tantos balazos.
Monreal, que se mostró sorprendido de tener en su gira por Guanajuato “a más de 50 entre la audiencia”, lo que le confirma el crecimiento de la oposición morenista al PAN, dejó a la discusión sus 5 precandidatos, entre ellos sus favoritos y los de cortesía: Su gallo es el alcalde de Silao, Carlos García Villaseñor; luego metió a la senadora Malú Micher, curiosamente encargada de coordinar la formación del comité de apoyo de Marcelo Ebrard, y quien acompañó a Ricardo Monreal este miércoles; y luego las cortesías: la senadora Antares Vázquez; el alcalde de Salamanca, Julio César Prieto y claro, su señor padre, Ernesto Prieto Ortega. Cree que Morena puede ganar en 2024, la siente en la mano…
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