La iniciativa también coadyuvará en la conservación del sitio, a través del mapeo y la prevención del riesgo sísmico
Con el doble objetivo de explorar el inframundo de la Zona Arqueológica de Mitla y reunir información técnica que promueva su conservación, un equipo de expertos, bajo la autorización y supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se alista para emprender una iniciativa de exploración geofísica inédita en este importante sitio patrimonial oaxaqueño.
El Proyecto Lyobaa –el cual retoma el nombre zapoteco del asentamiento prehispánico– es resultado de la colaboración entre la Secretaría de Cultura federal, a través del INAH, la Universidad Nacional Autónoma de México y la asociación ARX Project. Su principal cualidad, de acuerdo con la arqueóloga del INAH, Denisse Argote Espino, es que empleará tecnologías de última generación, superficiales y no destructivas, para conocer el subsuelo de la ciudad antigua.
La investigadora de la Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH explicó que, ante la alta sismicidad del territorio oaxaqueño, es necesario contar con datos técnicos que ayuden a elaborar mapeos del subsuelo e identificar problemáticas que pudieran afectar a los monumentos arqueológicos, a los inmuebles históricos y a la población que habita en los alrededores de la zona arqueológica.
Por otro lado, dijo, considerando que la tradición oral y las fuentes históricas refieren sobre una red de túneles, y que los propios nombres de Mitla y Lyobaa, ‘lugar de los muertos’ y ‘lugar del inframundo’, en náhuatl y zapoteco, respectivamente, sugieren la existencia de vestigios arqueológicos en el subsuelo, el análisis buscará identificar cavidades y espacios que puedan corresponder a tumbas, túneles u otros vestigios arquitectónicos.
Las metodologías geofísicas que se usarán son: el radar de penetración terrestre, la tomografía de resistividad eléctrica del subsuelo y la tomografía de refracción de ruido sísmico.
“Son tecnologías complementarias entre sí. Por ejemplo, el georradar envía ondas electromagnéticas al subsuelo; la tomografía eléctrica estudia los cambios en las propiedades eléctricas de los cuerpos debajo de la superficie; y la tomografía de reducción de ruido sísmico analiza cómo y con qué velocidad viaja el sonido”, explicó Argote Espino.
Autoridades de la Zona Arqueológica de Mitla indicaron que la información que se reúna de cada estudio permitirá crear mapas tridimensionales con alta precisión, sin necesidad de excavar o comprometer ningún monumento.
Los trabajos a desarrollar comenzarán en los espacios conocidos como Grupo de la Iglesia y Grupo de las Columnas. Se prevé inicien a finales de abril y se compaginarán con la visita pública del sitio, salvo que exista la necesidad de cerrar temporalmente algunos patios o áreas específicas para realizar las mediciones geofísicas.
Para los expertos, estos dos grupos, los cuales datan del periodo Posclásico (900–1521 d.C.), son de particular interés: el Grupo de las Columnas será usado como un modelo para la identificación de tumbas por haber ahí una de ellas, la cual fue localizada por Alfonso Caso a inicios del siglo XX.
En tanto, el Grupo de la Iglesia es de gran potencial arqueológico. “El padre Burgoa, uno de los primeros evangelizadores en esta zona hacia el siglo XVII, habla de que bajo el altar de la iglesia había una entrada al inframundo. Y aunque podría ser una cavidad pequeña, una tumba o una red mayor, sería lógico hallar algo si tomamos en cuenta que los españoles construían sus templos encima de los puntos sagrados y relevantes para los indígenas”, finalizó la arqueóloga Denisse Argote Espino.
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