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El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, calificó este miércoles como “inaceptable” e “inexplicable” la decisión del Gobierno mexicano de no invitar al rey Felipe VI a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum, nueva presidenta de México. En una conferencia de prensa desde la Representación Permanente de España ante la ONU, donde participa en la Semana de Alto Nivel de Naciones Unidas, Sánchez expresó su descontento y anunció que España no enviará a ningún representante oficial al evento.
Sánchez señaló su “frustración” por este desencuentro, especialmente entre dos países que comparten lazos históricos y están gobernados por fuerzas progresistas. Reiteró que esta exclusión no es aceptable para su Gobierno y lamentó que se dé en un contexto de relaciones fraternales entre ambas naciones.
Al ser cuestionado sobre la petición del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador de que España se disculpe por su pasado colonial, Sánchez se limitó a recordar que ya había compartido su postura con el mandatario mexicano previamente.
Claudia Sheinbaum justifica la exclusión del rey Felipe VI
Por su parte, Claudia Sheinbaum explicó que la ausencia del monarca español en su toma de protesta se debe a que, en 2019, Felipe VI no respondió a una carta enviada por López Obrador con motivo de los 200 años de la Independencia de México. En dicha misiva, el presidente mexicano proponía una ceremonia conjunta en la que el Reino de España ofreciera una disculpa oficial por los agravios cometidos durante la colonización española.
Este miércoles, López Obrador respaldó la decisión de Sheinbaum y reiteró que las diferencias son con la monarquía española, no con el pueblo de España. “Solicitamos de manera respetuosa que ofrecieran una disculpa a los pueblos indígenas de México por las atrocidades cometidas durante la invasión europea, pero no hubo respuesta”, afirmó el mandatario mexicano durante su conferencia matutina.
La exclusión del rey Felipe VI en la ceremonia de investidura marca un nuevo capítulo en las tensiones diplomáticas entre los gobiernos de México y España, aunque ambos países aseguran que sus vínculos con sus ciudadanos permanecen sólidos.
Por Carlos Aguilera
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