José Luis Camacho Acevedo.
Una de las candidaturas al senado de MORENA más impugnadas por los cuadros de los obreros independientes, especialmente los que asumen esa línea en el sindicato minero, fue la impulsada por el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador en favor del exiliado líder minero Napoleón Gómez Urrutia.
Napito fue el heredero del liderazgo mencionado, que construyó su padre Napoleón Gómez Sada.
Y desde esa posición se ha convertido en un cacique explotador de los trabajadores mineros, los que ahora ven con preocupación que Napito puede ser un factor importante en la negociación de la inversión extranjera, dejando atrás los principios de la clase laborante para seguir haciendo negocios a partir de su condición de líder hereditario y de ser un personaje cercano al presidente López Obrador.
En su momento, Napito fue motivo de denuncias y comentarios en los medios por la huida que hizo a Canadá, llevándose consigo nada menos que 54 millones de dólares pertenecientes a las cuotas de los mineros afiliados al sindicato.
Con ese dinero sustraído de manera por demás furtiva, Gómez Urrutia estableció lazos con la dirigencia de la poderosa OIT, organización que le consiguió la nacionalidad canadiense.
Con esa doble nacionalidad Napito regresó a México bajo el cobijo de Andrés Manuel López Obrador para ser candidato al senado de la república.
Con los cambios sufridos por la ley Minera, se espera una nueva estrategia de negociación, entre los presuntos beneficiarios de las concesiones, el gobierno actual y los líderes mineros, de los cuales el más influyente, sin duda, es Gómez Urrutia.
Es previsible que la inversión extranjera sopesará meticulosamente los riesgos que puede correr su participación en el sector con los cambios ocurridos en la nueva regulación.
Los fundos mineros en México son claves para muchos sectores de la producción.
La explotación de minerales como el oro, la plata y el bronce, serán competidas por el gran interés que existe sobre otros productos, de manera relevante la explotación del Litio.
Napito tiene en su favor las relaciones que construyó con la OIT.
El 20 de septiembre de 2018, el Senado de la República ratificó el Convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativo a la aplicación de los principios de derechos de sindicalización y de negociación colectiva, el cual entró en vigor el próximo 23 de noviembre de 2019.
El Convenio 98 de la OIT, adoptado el 1º de julio de 1949 en Ginebra, Suiza, establece que los trabajadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de discriminación tendiente a menoscabar la libertad sindical en relación con su empleo.
Gómez Urrutia es amigo de Gilbert F. Houngbo, quien fue elegido como undécimo Director General de la OIT por el Consejo de Administración de la organización en marzo de 2022, para un mandato de cinco años.
Con esos apoyos, el de AMLO y el de la OIT, Gómez Urrutia está librando las batallas que tiene ante la justicia laboral.
El caso que ilustra las irregularidades cometidas por Gómez Urrutia al mando del sindicato minero es, apenas como botón de muestra de otras muchas demandas que tiene, el siguiente.
“La Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) ordenó a Napoleón Gómez Urrutia, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, pagar 54 millones de dólares más intereses a los 226 trabajadores de la mina de Cananea beneficiarios de un fideicomiso creado en 2005.”
Hay una verdadera incertidumbre en lo que ocurrirá con ese coctel que representan la nueva ley minera, la alianza de Gómez Urrutia con la 4T y las estrategias que están planeando los inversionistas, sobre todo extranjeros, en el sector minero.
Ese es un tema que habrá que seguir en sus diferentes flancos, porque representa un adviento de lo que pasará en México en la minería.
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