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Foto del escritorLa Noticia al Punto

México y la caída de la tasa de natalidad: Los motivos detrás de una decisión cada vez más común entre los jóvenes

Una tendencia global se refleja cada vez más en México: los jóvenes están optando por no tener hijos. Esta decisión, que ha llevado a una disminución drástica de la tasa de fecundidad en el país, coincide con un fenómeno observado en la mayoría de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Los factores detrás de esta realidad son diversos y complejos, y sus implicaciones impactan tanto en lo económico como en lo social.

La drástica caída en la tasa de fecundidad

Hace más de seis décadas, México era un país donde tener una familia numerosa era la norma. En 1960, el promedio de hijos por mujer rondaba los siete, una cifra considerablemente alta en comparación con los niveles actuales. En 2022, esa cifra se redujo a menos de dos hijos por mujer. Aunque sigue siendo uno de los países con la tasa de fecundidad más alta dentro de la OCDE —solo por detrás de Israel—, la baja es evidente y sigue la tendencia mundial: la tasa global de fecundidad cayó de 3.3 hijos por mujer en 1960 a 1.5 en 2022, según datos recientes de la OCDE y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

¿Por qué los jóvenes no están teniendo hijos?

La decisión de postergar o renunciar a la paternidad y maternidad está motivada por múltiples factores que afectan a los jóvenes, tanto a nivel personal como socioeconómico. Entre las principales razones se encuentran el alto costo de vida y la inflación, que encabezan la lista de preocupaciones. En México, estos factores se ven agravados por la falta de empleo formal, el cambio climático y la falta de acceso a servicios de salud mental, lo que hace que formar una familia sea una opción menos viable para muchos.

Verónica Montes de Oca, investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, señala que los jóvenes viven en contextos altamente competitivos: “Digamos en el mercado de trabajo, en educación, sobre todo en la cuestión del ingreso, no del poder adquisitivo, y yo me atrevería a decir la formalización del trabajo”. La incertidumbre laboral y la presión económica son, sin duda, elementos que influyen en la decisión de tener o no hijos.

Voces de los jóvenes

Testimonios de jóvenes mexicanos reflejan una creciente conciencia sobre las implicaciones de tener hijos en un mundo donde los recursos y las oportunidades parecen cada vez más limitadas. “No deseo tener hijos porque siento que no forma parte de mi realización”, comenta un estudiante de la UNAM. Otro joven expresa su preocupación sobre las condiciones económicas: “Las condiciones económicas no se dan para poder mantener a un ser”.

Estas opiniones no son aisladas. Reflejan un cambio cultural en el que la paternidad ya no es vista como una obligación o un camino obligatorio hacia la realización personal, sino como una decisión que debe ser cuidadosamente evaluada en función de las metas individuales y el contexto socioeconómico.

Implicaciones de la baja natalidad

Aunque la baja natalidad puede tener algunos beneficios, como una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral y una reducción de la presión sobre los recursos naturales, también plantea desafíos importantes para el país. Un cambio significativo en la estructura demográfica puede afectar el mercado laboral y la seguridad social, advirtiendo posibles problemas para un futuro con una población envejecida y menos jóvenes para sostener la economía.

Verónica Montes de Oca subraya que la pirámide poblacional de México ya muestra señales de este cambio, con una mayor proporción de personas de edad avanzada y menos nacimientos para equilibrar la balanza. Además, esta disminución es más pronunciada en las zonas urbanas, donde las condiciones de vida y trabajo intensifican las razones para no tener hijos. Irma Escamilla, del Instituto de Geografía de la UNAM, destaca que “sobre todo en los contextos urbanos, es donde es notoria esta disminución de la tasa de natalidad comparada con zonas rurales”.

Un futuro incierto

El descenso en la tasa de natalidad en México refleja no solo una tendencia global, sino también un cambio profundo en la manera en que los jóvenes perciben el mundo y sus posibilidades dentro de él. Las razones que sustentan esta decisión, desde lo económico hasta lo medioambiental, plantean un panorama donde las políticas públicas tendrán que adaptarse a nuevas realidades demográficas, económicas y sociales.

Es claro que la decisión de tener o no hijos ya no es una cuestión que se tome a la ligera. Los jóvenes mexicanos están reevaluando sus prioridades y la forma en que el sistema socioeconómico afecta su futuro. Los cambios en la tasa de natalidad no solo son un reflejo de la incertidumbre actual, sino también una señal de las transformaciones profundas que atraviesan la sociedad mexicana y el mundo en su conjunto. Por Salvador Sánchez.


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