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MÁS FILOSOFÍA ADEMÁS DE LAVARSE LAS MANOS, por Guillermo Dellamary

El célebre Março Aurelio(121-181 dc), escritor, militar y político romano, en su obra de las Meditaciones, libro IX, 2 hace la siguiente pregunta: "¿Continuas prefiriendo estar asentado en el vicio y todavía no te incita la experiencia a huir de tal peste? Pues la destrucción de la inteligencia es una peste mucho mayor que una infección y alteración semejante de éste aire que está esparcido en torno a nosotros."


El tema se antoja muy interesante puesto que habla de la gran peste Antonina, que le tocó vivir y que causó millones de muertes en todo el Imperio Romano.


No estamos en esa situación, pero si seguimos con la peor peste de todas, el vicio. Y no se refiere sólo a los placeres y desviaciones morales, sino: "!<<Ojalá llegaras cuanto antes, oh muerte, no vaya a ser que también yo me olvide de mi mismo!>>


Es descuidar nuestra calidad de vida, el no adaptarnos a los cambios, el mantener la ecuanimidad, la estabilidad emocional, el explorar el mundo interno y esforzarnos por disminuir el temor, el sufrimiento, el miedo a la vejez o a la muerte.


Cuando surgen epidemias contagiosas de este tipo, como han existido tantas en la historia de los grandes imperios, las personas entran en pánico, se recluyen temerosos y desconsolados, pierden la esperanza de vivir y se deprimen, sienten la soledad y el abandono.


Dejarse envolver por el miedo, las preocupaciones y en especial el terror a la muerte, es por no haber encontrado una previa cura filosófica y moral. El mismo Março Aurelio nos hace reflexionar señalando: "El que peca, peca contra sí mismo; el que comete una injusticia, contra sí la comete y a sí mismo se daña… Muchas veces comete injusticia el que nada hace, no sólo el que hace algo."


Las enfermedades contagiosas colectivas, desafían a la sociedad a sacar lo mejor de sí mismos, a no dejarse arrastrar por el pesimismo y el fatalismo, a emprender una cruzada de unidad y sensibilidad comunitaria, para en solidaridad afrontar al enemigo en común. Son exigencias que obligan a que sólo unidos no somos derrotados. Por lo que el principal enemigo a vencer no es un virus o una bacteria, sino el mismísimo egoísmo, el individualismo materialista que nos ha hecho insensibles al sufrimiento de los demás, y sólo quererse proteger junto a los familiares más queridos.


Las pandemias no respetan a nadie, no hay diferencias ,arrasan con todos, y suelen sobrevivir los que mejor se adaptan, los que aprenden pronto a lidiar con las dificultades sin quedar atrapados en el miedo y el vacío.


Es un extraño examen que nos plantea la vida, nuestra naturaleza misma, para saber de qué madera estás hecho, si detrás de tu petulancia o engreimiento, en realidad hay puro cobre, fragilidad, flaqueza y debilidades de todo tipo, empezando por la cobardía.


También surgen los abusos, los explotadores, los que no perdonan nada, la rapiña y la violación del respeto humano; pero todo eso no es más que una clara prueba de la reinante maldad y los vicios que empañan las más elevadas virtudes a las que aspiramos.


Son tiempos de recato, de un clavado al interior de nuestras vidas y de hacer un pacto de paz interior, de fortalecer los lazos amorosos con quienes nos rodeamos, a recurrir a la benevolencia, a la paciencia, a la misericordia, a la compasión y a rectificar nuestro camino.

Por qué ante una situación así, nos queda claro que el sufrimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte son ineludibles.


Filosofía de vida, lavar nuestras manos, al paso que hacemos higiene mental, que purificamos nuestro interior de todas las tonterías y maldades que hemos hecho. Ahora vemos qué susceptibles somos a que todo se derrumbe en un santiamén y no tengamos más que incertidumbre.


La fe, la espiritualidad, la cultura y la sabiduría son el verdadero camino a seguir, el miedo, la ignorancia, los apegos y el deseo se quedan sin sentido.


Y finalmente Marco Aurelio nos regala una idea muy importante: "Borra la imaginación, contener el instinto, apagar el deseo, conserva en ti el guía interior"


Deja de estarte preocupando, de hacerte historias en la fantasía, goza del presente, goza lo que tienes, disfruta plenamente de todo cuanto has olvidado, aprovecha este aislamiento para hacer una reingeniería de tu vida. Descubre lo valioso de trabajar con tu mundo interior, de aplaudir la cultura y de gozar de la intimidad rodeado de tu familia. La higiene de tu cuerpo, es también la higiene de tu mente.


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