José Luis Camacho Acevedo.
El presidente López Obrador les está metiendo el dedo en la boca a los organizadores de la marcha en defensa del INE prevista para el domingo venidero, día 13, casualmente cumpleaños del primer Mandatario.
Al tabasqueño no lo hará esa movilización cambiar su proyecto de reforma electoral.
La esperanza de los mexicanos, y no hablo solamente de los que marcharán el próximo domingo un mini tramo del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución (una distancias de apenas 2.3 kilómetros), sino que me refiero a todos los que, sin participar en la mencionada marcha, deseamos que las elecciones no regresen a ser manejadas por el gobierno, porque ello representaría un gravísimo retroceso a los incipientes logros que se han obtenido en la limpieza de nuestros procesos electorales desde el año en que se ciudadanizó el IFE.
Tal vez el presidente López Obrador no logre que cambien asertos tan importantes contenidos en su reforma, como sería la pretendida forma de elegir a los nuevos integrantes del Consejo General a través de una votación abierta.
Y tampoco probablemente el presidente consiga que el INE sea renovado antes del 2024 con una plantilla de puros de sus incondicionales.
Modificaciones a los altos sueldos que devenga la burocracia dorada del INE, es una medida que tiene un amplio respaldo.
Lo mismo la reducción del costo de la organización de los procesos electorales y el financiamiento que se otorga a los partidos políticos.
¿Acaso valen las prerrogativas que tienen membretes como el Verde, el PT o el PRD por los aportes que esas organizaciones hacen al perfeccionamiento de la democracia en México?
Tal vez lo único relevante del mitin de apoyo al INE del domingo 13, sea el discurso que pronuncie José Woldemberg.
Pero la expectativa mayor en torno a la reforma electoral que pretende realizar AMLO, por ahora está centrada en la dirección que vaya a asumir el PRI.
Para Alito y su pandilla la única oportunidad de supervivencia política tal vez sea en que manipulen a los legisladores del PRI para que voten a favor la iniciativa en asociación con MORENA y sus aliados.
La consecuencia de un comportamiento tal lacayesco por parte del PRI ante el proyecto de reforma electoral de la 4T, traería como consecuencia la ruptura, probablemente irreversible, de la alianza Va por México rumbo a los comicios del 2024.
Los especialistas dan por hecho que en las presidenciales del 2024 MORENA volverá a repetir su victoria. Seguramente no con los mismos números de 2018, pero si ganarán con una holgada ventaja.
Pero en la conformación del Congreso, Diputados Federales y Senadores; así como en la disputa por las gubernaturas que se renovarán y las muy importantes alcaldías que estarán en juego en esos comicios, podría la Alianza Va por México alcanzar sonados triunfos si logra consolidarse el acuerdo entre PRI, PAN y PRD:
Y ello le dificultaría a MORENA posibles triunfos el año que viene en el Estado de México e incluso en Coahuila, donde el cacicazgo de los Moreira sigue dominando el panorama electoral ahora con la muy probable candidatura de Manolo Jiménez.
La marcha del domingo no cambiará el proyecto de reforma electoral que trae como objetivo el gobierno en turno.
López Obrador es el que ha estado inflando esa manifestación con “descalificaciones” como si les tuviera mucho miedo.
Una manifestación tan abigarrada que lo mismo unirá, momentáneamente, a los fifís anti AMLO con los verdaderos luchadores porque México, como diría el clásico, llegue a tener una democracia sin adjetivos.
Así pinta la realidad del resultado de la marcha del domingo.
Y creo que AMLO les volvió a dar a sus “adversarios” atole de chipilín con su dedito.
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