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Durante el año 2023, la inversión productiva se destacó como el principal motor de la actividad económica en México, alcanzando niveles sin precedentes en proporción al Producto Interno Bruto (PIB). Tanto la inversión pública como la privada jugaron un papel fundamental en este crecimiento, contribuyendo significativamente al dinamismo económico del país.
Según el reporte de Oferta y Demanda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inversión aportó 4.2 puntos al crecimiento económico del año pasado, superando al consumo que contribuyó con 3.0 puntos. Este fenómeno refleja una tendencia hacia una economía más impulsada por la inversión en lugar del consumo.
La directora de análisis económico de Monex, Janneth Quiroz, destacó que, a pesar de las expectativas de un enfriamiento económico debido a la tasa de interés del 11.25 por ciento, la inversión y el consumo demostraron un desempeño positivo, contribuyendo a un crecimiento del PIB del 3.2 por ciento.
En particular, la inversión fija bruta pública experimentó un crecimiento del 19.8 por ciento anual, su mejor resultado desde el 2008, mientras que la inversión privada repuntó un 19.4 por ciento, el nivel más alto desde 1996. A nivel general, la formación bruta de capital fijo avanzó un 19.4 por ciento.
Víctor Manuel Herrera, presidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del IMEF, señaló que, si bien se espera una disminución gradual en la inversión pública conforme avance el año y finalicen los proyectos gubernamentales, la inversión privada podría mantenerse activa, especialmente en la construcción de parques industriales para satisfacer la demanda generada por el crecimiento dinámico del comercio exterior en los últimos años.
El 2023 se consolida así como un año clave para la economía mexicana, donde la inversión productiva emerge como el pilar fundamental para impulsar un crecimiento sostenido y robusto.
Por Salvador Sánchez
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