Con el ejercicio de más de 23 millones de pesos procedentes del Fonden, los pobladores vuelven a contar con uno de sus espacios sagrados más preciados
La iglesia ha quedado lista para que el próximo 10 de agosto se celebre al santo patrono en su casa. Centro: INAH Chiapas.
*** El inmueble histórico registro afectaciones considerables por el sismo del 7 de septiembre de 2017
Zinacantán, Chis.- ¡Viva San Lorenzo! Es la frase formada con variopintos ramilletes que se leía en el altar del templo de esta comunidad tsotsil para celebrar la reapertura de su templo. A casi cuatro años del sismo que le produjo severas afectaciones, y gracias a la oportuna intervención de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la iglesia ha quedado lista para que el próximo 10 de agosto se celebre al santo patrono en su casa
En la ceremonia de entrega del inmueble histórico, presidida por las autoridades eclesiales y por el coordinador Nacional de Centros INAH, René Alvarado López, se detalló que con el ejercicio de más de 23 millones de pesos, procedentes del Fondo para la Atención de Emergencias (Fonden), monto dividido en dos etapas de intervención, hoy los zinacantecos vuelven a contar con uno de sus espacios sagrados más preciados: el Templo de San Lorenzo Mártir.
El arquitecto Alvarado detalló que esta parroquia y el exconvento es considerado el primer edificio de la orden dominica en Chiapas, de ahí la importancia de su rehabilitación luego de que en septiembre de 2017, tras el sismo del día 7, se registraron fisuras, grietas y desprendimientos de aplanados en sus muros; colapsó de la espadaña, torres campanarios y cubierta, esta última en un 30 por ciento, presentándose también el deslizamiento de las tejas.
Acompañado por la encargada del Centro INAH Chiapas, Olivia Lara Jiménez, el funcionario explicó que las primeras acciones consistieron en la inyección de grietas, trastejo, reconstrucción de coro, reestructuración de espadaña, consolidación de aplanados y reintegración de elementos decorativos. La segunda fase implicó la reconstrucción, restauración y consolidación de elementos y sistemas constructivos y estructurales, acabados y ornamentos.
Este templo es significativo porque fue entregado a la orden dominica por el célebre fray Bartolomé de las Casas —quien denunció los abusos a los que eran sometidos los indígenas de esta zona, Los Altos de Chiapas—, según consta en una escritura fechada en 1546. En este inmueble, a modo de préstamo, dejó su librería y alhajas de casa, entre ellas dos relojes grandes.
El supervisor de la obra, el arquitecto Antonio Vega Rangel, hizo hincapié en el profesionalismo del personal del INAH en la dictaminación sobre las afectaciones de la iglesia, así como en la elaboración del proyecto de reconstrucción y reestructuración, el cual fue ejecutado por una empresa especializada respetando la historicidad del inmueble, retomando el sistema constructivo y los materiales de fábrica originales.
“Su traza de fundación data de mediados del siglo XVI, cuando se levantó una capilla que representó uno de los primero edificios religiosos de lo que hoy es el estado de Chiapas. Con el tiempo sus dimensiones fueron ampliándose, y para el siglo XVIII se construyó la nave principal y parte de una capilla, la cual sería afectada por un incendio. El templo también tuvo algunas intervenciones importantes en los años 20 del siglo pasado.
“Era importante recuperar su espacialidad y sus visuales, aparte de las características ornamentales que lo hacen un ejemplo arquitectónico único, a fin de que la comunidad percibiera que regresan a su espacio de fe, tal y como lo recordaban, para que le sigan dando ese uso”, expresó el especialista del INAH.
Mientras una sonora banda cruzaba el umbral del Templo de San Lorenzo Mártir y gente cargaba grandes canastas de rosas rojas y girasoles para ofrecerlas a su patrono, las autoridades eclesiásticas señalaron que desde el primer momento, pasado el evento sísmico, la comunidad se dio a la tarea de rescatar y custodiar sus bienes muebles, entre ellos sus campanas y 35 imágenes religiosas.
Según el relato oral, San Lorenzo se apareció en el cerro de Tzontehuitz e, incluso, hay quienes cuentan que se aparece montado en caballo antes o después de su día, el 10 de agosto.
“Siempre hemos estado bendecidos por él. A los que creemos, nos ha dado la esperanza de seguir adelante; sentimos que nos cuida. Esa es la fe, la visión que se tiene cuando se venera una imagen”, comentó al final uno de los feligreses que acudió engalanado a la reapertura de la parroquia.
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