Restauración del monumento al Tlatoani Cuauhtémoc.
Luego que en diciembre de 2020 fuera dañado por el robo de fragmentos de los felinos que lo flanquean, fue restaurado en diálogo entre el INAH y el gobierno capitalino. En la ceremonia, el titular del INAH, Diego Prieto Hernández, evocó a Cuauhtémoc como una figura que sintetiza las luchas y los anhelos de México. Con una ceremonia efectuada el pasado 13 de agosto, día en que se evocó la captura, hace 500 años, del último tlatoani de México-Tenochtitlan, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), entregó formalmente la restauración del conjunto escultórico dedicado a Cuauhtémoc. En un acto cívico realizado al pie del monumento, ubicado en Paseo de la Reforma, en la capital del país, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, en compañía del alcalde de Cuauhtémoc, Néstor Núñez López, y de la secretaria de Cultura de la Ciudad de México, Vanessa Bohórquez López, reconoció al antiguo gobernante de los tenochcas como un símbolo de resistencia y entereza. “Hace 100 años, el poeta Ramón López Velarde, al redactar Suave Patria, calificó a Cuauhtémoc como el único de nuestros héroes que está a la altura del arte”, mientras que hoy “nosotros lo recordamos como la figura que sintetiza 500 años de resistencia y dos siglos de luchas para construir una nación independiente, soberana, libre, justa y diversa”, expresó. Acompañado también de la titular de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), María del Carmen Castro Barrera, el antropólogo Diego Prieto precisó que la restauración del bien patrimonial se verificó a raíz de los daños que sufrió en diciembre de 2020, cuando fragmentos de seis de las ocho esculturas de felinos que se ubican en su zócalo, fueron robados. Desde entonces y gracias a la suma de esfuerzos entre el INAH y el Gobierno de la Ciudad de México, fue posible iniciar las gestiones para que con recursos del seguro institucional, se pudiera intervenir y restaurar todo el conjunto. Para ello, especialistas de la CNCPC realizaron una inspección inicial, a fin de identificar los deterioros y la manera en que se produjeron. Asimismo, en los laboratorios de esta coordinación nacional se emprendieron análisis de materiales constitutivos e intervenciones anteriores, generando información útil para la toma de decisiones respecto al proceso de restauración. Los trabajos in situ iniciaron el 3 de junio del año en curso, con la participación de restauradores invitados por el INAH, dada su experiencia en conservación de esculturas vaciadas en bronce, y bajo la supervisión de expertos del Instituto. Entre los procesos realizados destaca la reposición de los segmentos faltantes, acción que partió del escaneo tridimensional de los dos felinos que estaban completos. Finalmente, se montaron las esculturas cuyos anclajes resultaron afectados y se les colocaron recubrimientos de protección. En el caso del zócalo y el pedestal, se montaron nuevamente los bloques de cantera desprendidos; mientras que los faltantes en la piedra se resanaron y se reintegraron cromáticamente. Otras acciones fueron: limpieza y sustitución de recubrimientos en los yelmos del segundo cuerpo del pedestal; sustitución de losas de piedra degradadas en el piso; y limpieza de las pintas en el material pétreo, a partir de la técnica de hidroborrado, un método noble con los sillares de piedra históricos y el cual aportar un nivel aceptable de eliminación de restos de pintura. La secretaria de Cultura de la Ciudad de México y el alcalde de Cuauhtémoc, Vanessa Bohórquez y Néstor Núñez, agradecieron los esfuerzos de los restauradores y coincidieron que el monumento intervenido forma parte de la mística y de la identidad de todos los habitantes que residen en la alcaldía Cuauhtémoc y en la capital entera, además de ser un ícono para los visitantes de la misma. Cabe destacar que el conjunto escultórico dedicado al tlatoani Cuauhtémoc fue inaugurado el 21 de agosto de 1887, por el entonces presidente Porfirio Díaz, a fin de rendir tributo a los defensores de México-Tenochtitlan y México-Tlatelolco. Los felinos que ahora se restauraron son obras del escultor Epitacio Calvo, fundidos en los talleres del artista Jesús F. Contreras.
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