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Foto del escritorLa Noticia al Punto

El Juego, por Daniel Rodríguez

Se disputó la primera jornada de la fase de grupos para el equipo mexicano


El equipo llegó al juego con un montón de dudas. Y, es que, desde aquel 7-0 vs Chile, salvo en Copa Oro, México no ha vuelto a sacar la casta en torneos internacionales. Así mismo, ya en este ciclo mundialista, la selección nunca pudo ganar a Estados Unidos (ni siquiera en el Azteca) ni a Canadá. Los rivales directos, al menos en estas eliminatorias.


Así pues, con medio México en actitud fatalista, con un Guillermo Ochoa lleno de críticas, con un Jiménez fuera de ritmo y con Henry y Chávez de titulares, arrancó la odisea mundialista más incierta de los últimos tiempos.


A la gente pareció no importarle que Polonia en el mundial pasado hizo sólo 3 puntos, y que Lewandowski se fue de Rusia sin marcar un sólo gol: México lucía como la aparente víctima.



Inicio el juego, y pasó lo que sólo los analistas serios y mesurados pudieron haber anticipado: México le robó el balón a Polonia, y los polacos se fueron echando para atrás. Así pues, México acabaría la primera parte como el absoluto dominador, y Polonia, con 9 jugadores corriendo detrás de la pelota.


La primer consigna estaba cumplida: Lewandowski habría jugado toda la primera mitad alejado del sitio en el que es más peligroso.


Sin embargo, pérdidas de balón de Jorge Sánchez y de Edson Álvarez en salidas, ponían cierta sensación de peligro. La única forma de perder el juego, sería con el auto sabotaje, ya que, incluso los tiros de esquina, estaban perfectamente cubiertos.


Así iniciaría la segunda mitad. Para el primer tercio, Edson perdería otro balón en la salida que acabaría con Lewandowski en mano a mano vs Ochoa... llegaría Moreno, Var y penal.


Así, por medio de los 11 pasos, y por un error de uno de nuestros mejores representantes en Europa, Polonia iba a tener su primer disparo a gol del mundial.


De pronto aparece el de siempre. El reventado, el que todo mundo quiere retirar, el que a pesar de dos mundiales increíbles, sigue recibiendo críticas y burlas a montones. De pronto Guillermo Ochoa taparía el penal del mejor delantero del mundo, y, con ello, taparía también unas 50 millones de bocas.


Acto seguido, Polonia inclinaría la cancha a su favor sin éxito alguno. Pasaría el shock mexicano, y el partido acabaría en su recta final siendo una calca del primer tiempo.


¿Lo bueno? Se derrotó al fatalismo, aunque este le borre con goma su pronóstico de hat trick para Lewandowski y ahora reviente al equipo mexicano diciendo que era obligación ganar. Más cosas buenas: el equipo defendió extraordinariamente bien la pelota parada, no recibió tiros a gol (a excepción del penal), y en general, la defensa de comportó con gran personalidad. Al menos 3 de ellos, ya que Sánchez si dio muestras de nerviosismo, a diferencia de César Montes, que también debutó, pero siendo una auténtica muralla por arriba y por abajo.


¿Lo malo? Si, que no se consiguen los 3 puntos, pero hay muchas cosas más: la ofensiva se vio desangelada, nadie nos regaló un chispazo individual que acabara en las manos del meta polaco, se terminó extrañando a Corona y a Jiménez al 100%; hay que agregar también un par de pérdidas en salidas de parte de Jorge Sánchez y de Edson, este último no se puede dar el lujo de ser uno de los mejores, y regalar un gol como prácticamente lo hizo, y, por último, la falta de jugadores que cambien el rumbo del juego, ni Charly, ni Raúl (aunque tocó mucho mejor que Henry), ni Antuna, que entraron de cambio, significaron un revulsivo que nos acercara hacia los 3 puntos.


Ahora a esperar, que el sábado se combinan un equipo herido de muerte que usualmente se complica su calificación a octavos, contra un equipo históricamente participante de la segunda fase con sed múltiple de revancha. No será nada fácil, pero al menos el equipo ha vencido a su primer rival, un rival que venía cargando desde las maletas: el fatalismo oportunista de siempre.


Queda mucho mundial por delante.


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