El género de terror ha sido reconocido por ofrecer algunas de las historias más creativas del cine, combinando fantasía, lo sobrenatural y lo espeluznante. Durante los años ochenta, se crearon muchos de los íconos más memorables del horror, y uno de esos clásicos es "Christine", una película de 1983 dirigida por el maestro del género, John Carpenter, y basada en la novela homónima del célebre autor Stephen King.
¿De qué trata "Christine"?
"Christine" cuenta la historia de Arnie Cunningham, un adolescente que sufre el constante abuso de los bullys en su escuela. Un día, su vida cambia cuando compra un viejo automóvil rojo, un Plymouth Fury de 1958 llamado Christine. A medida que Arnie se obsesiona con su nuevo vehículo, descubre que Christine tiene una voluntad propia y está poseída por un espíritu maligno que no dudará en eliminar a cualquiera que se interponga en su camino. La cinta es una mezcla perfecta de terror y fantasía, donde el coche cobra vida para proteger a su dueño y sembrar el caos.
¿Por qué ver "Christine"?
Aunque la premisa de un auto asesino puede parecer inusual, "Christine" es una película altamente entretenida que encapsula el estilo y la esencia de las películas de terror de los años ochenta. Dirigida por John Carpenter, quien también nos trajo clásicos como "Halloween" (1978) y "The Thing" (1982), esta película está impregnada de la atmósfera sobrenatural y la tensión psicológica que lo caracteriza. Además, la historia está basada en la obra de Stephen King, el rey del horror literario, autor de éxitos como "Eso" (1986) y "El resplandor" (1977). Sin duda, "Christine" es un viaje nostálgico imprescindible para los amantes del terror.
Ficha técnica de "Christine"
Título: Christine
Año: 1983
País: Estados Unidos
Género: Terror, Fantasía
Duración: 1h 50min
Dirección: John Carpenter
Guion: Stephen King (novela), Bill Phillips
Elenco: Keith Gordon, John Stockwell, Alexandra Paul
Disfruta de esta joya del cine de horror disponible en Netflix y déjate atrapar por la historia de Christine, un auto poseído que no perdona.
Por Alejandra Martínez
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