Por Saúl Ortega
La película original de X-Men, estrenada en el año 2000, sentó en gran medida las bases de lo que ahora es el cine de superhéroes. Los fans de Marvel quedaron entusiasmados con las actuaciones de Hugh Jackman, Ian McKellen y Patrick Stewart, entre otros. Sin embargo, su final pudo ser muy distinto.
La película de Byan Singer culmina con una misión de rescate de los X-Men para salvar a Rogue, que ha sido secuestrada por Magneto con intención de utilizar su poder absorbente contra el mundo desde la Estatua de la Libertad. Los héroes, por supuesto, consiguen parar al villano. Pero el final original era mucho más despiadado y suponía la muerte de muchas personas en Nueva York.
El final original tenía el mismo arco básico: Magneto usando el poder de Rogue para infectar a toda la ciudad de Nueva York con el virus mutante. Pero pronto se dieron cuenta que matar a centenares de neoyorquinos sin nombre y sin rostro con los que el público no tiene conexión no funcionaría, porque no provocaría el peligro emocional que requería el momento. En los últimos retoques, revisaron el clímax para que girase en torno a Wolverine luchando contra Magneto para salvar a Rogue, el personaje inocente de la película ", explica Brandon Katz de The Observer.
Con este nuevo final no sólo se evitó la matanza indiscriminada de cientos de habitantes de Nueva York. También se consolidó a Logan como el gran protagonista del filme, ayudando a darle un final más emocional al personaje, que más tarde sería desarrollado en el resto de películas de la franquicia.
Al hacerlo, el aislado y dañado Wolverine, el protagonista en facto de la película, encuentra la redención y un mínimo de paz interior. Como se enfatizó durante la producción, estos personajes necesitaban sentirse reales y empáticos. Un solitario endurecido que finalmente encontraba un hogar y una familia después de décadas de rechazo era exactamente el tipo de final que necesitaba la película", añade el periodista.
Sin duda, poner a Wolverine en el centro del clímax fue una decisión de lo más acertada. Hugh Jackman fue el único actor de la primera generación de X-Men que ha aparecido en las películas posteriores a Días del futuro pasado. Y más allá, es el único Hombre-X que tiene su propia saga, ya que hay que recordar que Deadpool, por mucho que se esfuerce por ser un X-Men, no lo es.
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