José Luis Camacho Acevedo.
El presidente López Obrador ha hecho otro de sus anuncios, por demás barrocos, de cambios de políticas de gastos en su gobierno para lograr ahorros que provengan de partidas superfluas o, en algunos casos, el mandatario considera que son innecesarios.
La nominación de esa nueva regla de gasto gubernamental fue “pobreza franciscana”.
En las conferencias mañaneras en más de una ocasión algunos funcionarios, o incluso el propio mandatario, se han preguntado ¿en dónde quedaron o en qué se gastaron los excedentes del petróleo que se dieron en el sexenio del ex presidente Vicente Fox?
Los analistas financieros consideran que los ahorros que vendrán de la puesta en práctica de la política de la pobreza franciscana que evite viajes al extranjero, cancelación de viáticos, eliminación de bonos a empleados federales, entre otras medidas, serán muy exiguos y francamente simbólicos para hacer frente a las grandes necesidades que tiene el país en muy importantes asignaturas que han sido pospuestas y que incluso están costando vidas.
Ninguno de los que fueron funcionarios de Vicente Fox que tuvieron responsabilidades sobre el manejo de los excedentes petroleros un mandatario siempre tutelado por su esposa Marta Sahagún, ha dicho nada con respecto de la forma y las partidas en donde se aplicaron esos recursos.
Pero los pocos o muchos recursos que provendrán de las medidas que lleva implícita la austeridad franciscana deberán tener un destino muy claro, transparente y al alcance del conocimiento de la sociedad.
¿O también padeceremos de la opacidad que se vivió con los excedentes petroleros de parte de Fox y sus funcionarios?
¿Los ahorros de viajes, viáticos, bonos y demás compensaciones se irán a los proyectos emblemáticos de la 4T como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas (a la que se le acaba de asignar una ampliación de presupuesto verdaderamente escandalosa) la conectividad que falta para llegar de diferentes puntos al aeropuerto Felipe Ángeles o las obras del importante proyecto trans ístmico?
La verdad que ante el anuncio de la FED de que subirá casi en tres curtos de punto su tasa, con su consecuente impacto en el aumento en la tasa del Banco de México, la economía nacional necesita reactivarse para contener la inflación disparada que vivimos con proyectos tangibles y posibles.
Ante ese escenario, la barroca pobreza franciscana no pasará de ser una inspiración bucólica de nuestro presidente.
EN TIEMPO REAL.
1.- La decisión que se tenga que tomar para poner en condiciones a las instalaciones del aeropuerto debe ser inmediata. Ello meterá en un serio problema a la llegada de los vuelos internacionales. Y de no pocos nacionales.
2.- La reunión de ayer del presidente López Obrador con un grupo de empresarios mexicanos en Palacio Nacional, fue para limar asperezas con los capitanes de la economía nacional. No faltarán en el menú los ya famosos tamales de chipilín. Ni la venta de boletos de la rifa de la Lotería el 16 de septiembre próximo.
3.- Aunque el vicepresidente de la Mesa Directivo en el Senado, José Narro Céspedes, rechazó tener relación con la desaparición de dos marineros en Acapulco que al parecer estaban asignados a su custodia, consideró que esas acusaciones eran parte de la “guerra sucia” en su contra porque ya se vienen los tiempos electorales. ¿Será?
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