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Fondo negro

LA LEYENDA

Al observar la política y los acontecimientos diarios, he decidido realizar apuntes semanales donde expreso mi opinión, doy a conocer información qué me llega y que creo importante compartir, me respaldo en los más de treinta años de experiencia como actor politico con una trayectoria significativa.  

Hoy comparto mi interpretación de lo que observó en la actualidad...

Wel

BIENVENIDA

Un nuevo capítulo en “La Leyenda”: el eco de la historia, el pulso del presente y la magia de contar

Los domingos tienen esa cualidad inigualable de hacernos detener el paso, respirar más profundo y reencontrarnos con aquello que, entre la prisa de los días, suele pasar inadvertido. Son el instante en que la memoria se funde con la actualidad, en que las palabras adquieren peso y significado, en que las historias nos recuerdan quiénes somos y hacia dónde vamos.   Con ese espíritu, abrimos una nueva edición de La Leyenda, un espacio para la reflexión, el diálogo y el arte de contar. Aquí, las voces del pasado dialogan con las inquietudes del presente; las experiencias de quienes nos precedieron iluminan el camino de lo que vendrá. Porque la historia no es un relato estático, sino una corriente viva, un juego de fuerzas en constante movimiento.   En Agenda del Poder, nos adentramos en el tablero político con la precisión de quien analiza una partida en desarrollo: los movimientos estratégicos en la Fiscalía, los riesgos compartidos y un lenguaje que se desliza entre lo técnico y lo inescrutable. En Guanajuato, la seguridad sigue siendo una encrucijada, un dilema entre el deber y la realidad, entre promesas y hechos. Y en el cruce entre pasado y presente, nos detenemos en la historia de Ramón Aguirre Velázquez, un hombre cuya visión y legado siguen dejando huella en los rincones del poder.   Pero el poder no es solo un juego de estructuras e intereses. También es narrativa, discurso, percepción. Esta semana, en El arte de lo feo, exploramos la paradoja de la estética en la política: la belleza de lo incómodo, la crudeza de lo real, la delgada línea entre la gestión y la simulación. Y detrás de todo, el misterio del presupuesto fantasma, esa sombra persistente que nos recuerda que, en la administración pública, lo que no se ve suele ser lo más determinante.   En Pláticas con el Licenciado, recorremos las huellas de quienes dejaron su impronta en la cultura y el derecho. La memoria de Lilia Aragón del Rivero nos lleva por los senderos de la actuación, la amistad y el compromiso con la cultura. Y, en otro tono, la historia de Salvador Rocha Díaz nos recuerda que la política y la abogacía, en manos de un hombre con principios, pueden convertirse en un arte mayor.   Pero la vida no se construye solo con grandes nombres y grandes hechos. También se vive en los pequeños placeres, en los instantes de deleite, en la calidez de lo cotidiano. En Rincones y Sabores, nos adentramos en la riqueza gastronómica como un legado que trasciende generaciones. Porque la cocina no es solo alimento, sino identidad; no es solo un platillo, sino un relato que nos conecta con nuestras raíces. Detrás de cada sazón hay historias de esfuerzo, tradición y amor.   Y porque el alma también necesita alimento, esta semana en Alimento para el Alma nos sumergimos en la poesía de Rafael de León. “Profecía”, en la voz inigualable de Nati Mistral, es un susurro de nostalgia, un recordatorio de que el destino se escribe con el pulso de nuestras decisiones, pero también con el misterio de lo que no podemos controlar.   En el rincón de la literatura, ¿Qué leer esta semana? nos lleva al universo de La Sombra del Caudillo, de Martín Luis Guzmán. Una novela que no solo retrata un tiempo y un poder, sino que también ilumina las sombras persistentes de la política, esas que nunca desaparecen del todo.   Así que, querido lector, hoy es un día para abrir los sentidos, para permitir que la palabra nos transforme, para sumergirnos en historias que nos confrontan, nos conmueven y nos invitan a mirar más allá de lo evidente. Que este domingo sea un encuentro con la memoria, con el pensamiento y con el placer de descubrir.   Porque la vida se construye en cada conversación, en cada libro, en cada canción, en cada historia que elegimos contar.   ¡Bienvenido a La Leyenda! Que esta edición te inspire, te intrigue y, sobre todo, te recuerde que el mundo no solo se observa: se piensa, se siente y se vive.   (By Notas de Libertad).

PLÁTICAS CON EL LICENCIADO 1

Lilia Aragón del Rivero: Entre la Actuación, la Cultura y la Amistad
 

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Hay personas que, con su sola presencia, transforman una sala, una conversación, una vida. Lilia Aragón del Rivero era una de ellas. Su voz inconfundible, su mirada profunda y su inquebrantable carácter la convirtieron en una de las actrices más memorables de nuestro país, pero también en una amiga entrañable, una confidente y una compañera en muchas travesías. Tuve el privilegio de conocerla en un contexto poco usual: la Cámara de Diputados. No en los foros teatrales donde su talento había deslumbrado por décadas, ni en las pantallas donde su presencia se volvía imponente, sino en ese espacio donde las palabras, más que interpretar personajes, delinean el rumbo de un país. Ella llegaba como diputada suplente tras la salida de Elba Esther Gordillo, y mi tarea era facilitarle su integración al grupo parlamentario del PRI, en donde Emilio Chuayffet, nuestro coordinador, me encomendó ayudarla en todos los trámites necesarios. Cuando me informaron de su llegada, confieso que sentí una mezcla de nervios y curiosidad. ¿Cómo sería Lilia en este ámbito? ¿Sería la mujer de temple duro que había visto en la televisión? ¿O quizás una diva distante? Me preocupaba encontrar el tono adecuado para abordarla. Pero en cuanto la vi en el estacionamiento de la Cámara de Diputados, esas dudas se disiparon. Su mirada cálida y su sonrisa franca fueron el mejor recibimiento. Se presentó con sencillez, con esa seguridad que solo poseen quienes han recorrido largos caminos sin perder la esencia de quienes son. La acompañé a la oficina de coordinación para su reunión con Emilio Chuayffet. Platicaron unos minutos y luego nos dirigimos al Salón de Plenos, donde el 23 de marzo de 2004, a las 11:30 de la mañana, Lilia Aragón rindió protesta como diputada. A partir de ese momento, compartimos muchas horas en las sesiones legislativas, y entre discursos, votaciones y debates, nació una gran amistad. Entre el Parlamento y los Escenarios Lilia no era una diputada común. A diferencia de otros que llegan a la política sin un claro propósito, ella tenía una visión muy concreta: el arte, la cultura y el derecho de los actores a mejores condiciones de trabajo. Su preparación como abogada le daba herramientas, pero su vocación como promotora cultural le daba pasión. En cada sesión, su inteligencia y su temple destacaban. No era una política improvisada; era una mujer con una formación profunda, con argumentos bien construidos y una visión clara de lo que quería impulsar. En esas largas sesiones parlamentarias, compartimos muchas horas de conversación. Yo admiraba su lucidez, su sentido del humor afilado y su honestidad brutal, siempre matizada por una elegancia natural. Platicamos de política, de cultura, de la vida en los escenarios, de sus batallas en la ANDA, que en ese entonces buscaba dirigir, y de la importancia de la lectura en la sociedad. Recuerdo con especial cariño una invitación que nos hizo a mi esposa Cecy, al diputado Carlos Flores Rico y a mí a un aniversario de la ANDA en el Palacio de Bellas Artes. Fue una velada inolvidable, no solo por el esplendor del evento, sino porque Lilia nos permitió conocer a varias figuras icónicas del cine y la televisión. Ahí estaban Elsa Aguirre, Julio Alemán, Angélica María, Alfonso Zayas, Pilar Pellicer, Ana Luisa Peluffo… un desfile de estrellas que evocaban la época dorada del cine mexicano. Pero hubo un momento que me sorprendió gratamente. Entre los invitados, se encontraba Monchi Arcos, quien en ese momento era diputado y líder nacional del Sindicato Único de Trabajadores de la Música, acompañado de su hermano Armando Arcos y los demás integrantes de Los Joao. Fue un encuentro extraordinario, no solo porque compartíamos la Cámara de Diputados con Monchi, sino porque la presencia de Los Joao en Bellas Artes reflejaba el reconocimiento a su trayectoria y legado en la música mexicana. Lilia, con su inigualable generosidad, nos llevó hasta donde estaban y nos saludamos con gran entusiasmo. La conversación fluyó con facilidad. Platicamos sobre sus giras, sobre el impacto de la música en la cultura popular y sobre los cambios en la industria. Monchi, como líder del sindicato, tenía una visión muy clara de la necesidad de dignificar el trabajo de los músicos, una causa que compartía con Lilia, quien siempre luchó por los derechos de los actores y actrices. Aquella noche fue una de esas que quedan grabadas para siempre: Bellas Artes como testigo, el arte y la música conviviendo en perfecta armonía, y la certeza de que estábamos rodeados de auténticas leyendas. El Lazo Inesperado Nuestra amistad creció con los años, traspasando los muros del Congreso. Lilia, con su incansable labor en el programa ¡Leo… Luego existo!, visitaba diferentes estados del país llevando la literatura a cada rincón, y cada vez que pasaba por León nos encontrábamos para compartir una comida y ponernos al día. En una de esas ocasiones, en 2006, se dio un momento que selló nuestro vínculo de una manera especial. Mi hija Cecilia se estaba preparando para su primera comunión y un día, en una conversación casual, le pregunté si ya había pensado a quién quería como madrina. Su respuesta me tomó por sorpresa: —Quiero pedirle a la señora Lilia Aragón si quiere ser mi madrina. Confieso que no esperaba esa elección, pero en cuanto la escuché, supe que era perfecta. Tomé el teléfono y llamé a mi querida amiga. —Lilia, fíjate que Cecilia mi Hija quiere hablar contigo —le dije. —¡Pásamela, mi querido! —respondió con su voz siempre animada. Hablaron unos minutos y, sin dudarlo, Lilia aceptó. Así, el 15 de septiembre de 2006, en una ceremonia inolvidable, Lilia Aragón se convirtió en la madrina de mi hija. Después de la ceremonia, en la fiesta, no podía haber habido mejor persona para dar el Grito de Independencia. Con su potente voz, con su pasión, con su amor por México, su voz retumbó entre los invitados y quedó grabada en nuestra memoria. Seis años después, cuando Cecilia cumplió 15 años, Miguel Lucero Palma y su esposa la apadrinaron, Lilia estuvo ahí para acompañarla de nuevo. En la fiesta, compartió mesa con el exgobernador Juan Carlos Romero Hicks, con quien sostuvo una conversación apasionante sobre política, arte y, por supuesto, el mundo del espectáculo. El Legado de una Mujer Extraordinaria Lilia Aragón fue mucho más que una actriz. Fue una voz que dio vida a innumerables personajes, pero también fue una voz en la política, en la cultura y en la vida de quienes tuvimos la fortuna de conocerla de cerca. Hoy, al recordarla, no solo evoco a la gran artista que fue, sino a la amiga leal, a la mujer generosa, a la madrina cariñosa que marcó la vida de mi hija. Su legado no se apaga, porque como ella misma decía, el amor por el arte y por la cultura es recíproco, y esa pasión no muere con la partida. Lilia Aragón del Rivero vivió con intensidad, con dignidad y con un compromiso inquebrantable con la cultura. Y yo, con enorme gratitud, puedo decir que tuve el privilegio de llamarla mi amiga. (By operación W).

AGENDA DEL PODER​​

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El ajedrez del fiscal: jugadas maestras, riesgos compartidos y un lenguaje poco fiscalizable

La designación de Gerardo Vázquez Alatriste como Fiscal General de Guanajuato no fue un acto espontáneo ni una decisión improvisada. Fue el desenlace de una jugada política meticulosamente calculada en la que cada pieza tenía su lugar en el tablero. Aunque el Congreso local fue el escenario donde se definió el nombramiento, nadie duda que detrás de la operación estuvo el respaldo directo de la gobernadora Libia García. Vázquez Alatriste era su apuesta y, como en cualquier partida de ajedrez político, la gobernadora movió sus piezas con precisión. Sin embargo, en política, los movimientos estratégicos no siempre se ejecutan en línea recta. La prioridad del oficialismo era garantizar que el nombramiento se resolviera en el Congreso, evitando que recayera en la gobernadora. Si el pleno legislativo no alcanzaba la mayoría calificada, el nombramiento habría quedado en sus manos, un escenario que hubiera significado una carga política innecesaria para su administración. Para evitarlo, el PAN y sus aliados se aplicaron a fondo y aseguraron los votos con una operación quirúrgica liderada por el diputado Jorge Espadas. Jorge Espadas: el arquitecto de la operación A lo largo de los años, Espadas ha demostrado ser un operador eficaz dentro del Congreso local y, en este proceso, volvió a demostrar su capacidad. Su trabajo fue garantizar que, a la hora de la verdad, los números cuadraran sin sobresaltos. Sabía que no había margen para fallos, porque una votación incompleta significaría un golpe innecesario para la gobernadora. Así, con la precisión de un relojero político, logró sumar a los aliados correctos, amarrar acuerdos y disipar dudas en las bancadas donde aún había titubeos. No fue una tarea sencilla. La primera votación reflejó que algo no marchaba según lo planeado: aunque se tenía proyectado que Vázquez Alatriste sumaría 24 votos en la primera ronda, solo obtuvo 23. Un voto que se escurrió, una señal de alerta. Espadas, con su colmillo parlamentario, detectó la incomodidad en los rostros clave, sobre todo en Sergio Contreras del Partido Verde. Pero no se desesperó. Sostuvo el pulso y trabajó en la segunda ronda para garantizar que, llegado el momento decisivo, nadie titubeara. Finalmente, en la tercera votación, los 24 votos imaginados se alinearon, más el extra de una diputada de Movimiento Ciudadano. La operación había sido exitosa y el Congreso cumplió con la encomienda: la designación de Vázquez Alatriste quedó sellada sin necesidad de que la gobernadora tuviera que asumir directamente el costo político de tomar la decisión. El triunfo de Libia, el costo de Libia Si bien la gobernadora jugó inteligentemente sus cartas al dejar que el Congreso resolviera el nombramiento, el resultado sigue siendo suyo. Vázquez Alatriste es su fiscal, su apuesta, su responsabilidad. Y aunque por ahora ha ganado la partida, en política las victorias no son eternas: si el nuevo fiscal no logra resultados, si su desempeño no está a la altura de las exigencias de un estado como Guanajuato, los costos recaerán directamente sobre ella. La seguridad es el tema más delicado en la agenda estatal y la ciudadanía no tiene paciencia para simulaciones. La gobernadora necesita que su fiscal funcione, que rinda cuentas, que sea eficaz. Nadie quiere que a Vázquez Alatriste le vaya mal porque, si fracasa, nos irá mal a todos. Por eso, más allá de filias o fobias, merece el beneficio de la duda. Un fiscal que debe cuidar la forma y el fondo El reto de Vázquez Alatriste no es menor. Además de enfrentar el problema de la violencia y la impunidad en Guanajuato, debe construir legitimidad en un cargo que, desde el primer minuto, ha sido señalado por sus detractores. Para lograrlo, necesita demostrar que es un fiscal autónomo, eficiente y con capacidad real de transformar la procuración de justicia en el estado. Pero si algo debe corregir de inmediato es su forma de comunicar. Su debut mediático dejó mucho que desear cuando, en una entrevista, se dejó llevar por un lenguaje más propio de una charla en la cantina que de un funcionario de alto nivel. Entre maldiciones y expresiones poco decorosas, su florido vocabulario causó más revuelo que sus planes para la fiscalía. No es un detalle menor. La investidura de un fiscal no solo implica saber de leyes y estrategias de seguridad, sino también proyectar seriedad, autoridad y profesionalismo. Un lenguaje inadecuado puede hacer que hasta el mejor plan quede sepultado bajo la percepción de que el fiscal no está a la altura del cargo. Es cierto que nadie espera un fiscal acartonado o políticamente correcto en exceso, pero hay una gran diferencia entre ser directo y sonar vulgar. una apuesta con reloj en cuenta regresiva La designación de Vázquez Alatriste es el resultado de una operación política bien ejecutada. Jorge Espadas cumplió con su tarea y la gobernadora evitó asumir directamente la designación. Sin embargo, la verdadera prueba no fue la votación en el Congreso, sino lo que vendrá a partir de ahora. El nuevo fiscal no tiene margen de error. Guanajuato exige resultados y la ciudadanía ya no compra discursos sin acciones concretas. La seguridad del estado no admite más parches ni retórica vacía. Si Vázquez Alatriste demuestra capacidad, rigor y compromiso, podrá consolidarse en el cargo. Si no, el costo no solo será suyo, sino de la gobernadora y de todo el aparato que lo llevó al puesto. Por ahora, el tablero está dispuesto y las piezas han sido movidas con precisión. La jugada está en marcha. El tiempo dirá si fue un jaque mate estratégico o un movimiento que dejará a Guanajuato atrapado en el mismo ciclo de impunidad e inseguridad. (By Operación W).

ALIMENTO PARA EL ALMA

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“PROFECÍA” DE: RAFAEL DE LEON

Y me bendijo a mi mare;
y me bendijo a mi mare.
Diez séntimos le di a un pobre
y me bendijo a mi mare.
¡Ay! qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande.
¡Qué limosna tan chiquita,
qué recompensa tan grande!

¿A dónde vas tan deprisa
sin desirme ni ¡con Dió!?
Me puedes mirá de frente,
que estoy enterao de tó.
Me lo contaron ayer
las lenguas de doble filo,
que te casaste hase un mé
y me quedé tan tranquilo.
Otro cualquiera en mi caso,
se hubiera echao a llorá,
yo, crusándome de brasos
dije que me daba iguá.
Y ná de pegarme un tiro
ni liarme a mardisiones
ni apedrear con suspiros
los vidrios de tus barcones.
¿Que t'has casao? ¡Buena suerte!
Vive sien años contenta
y a la hora de la muerte,
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los artares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi mare
que no te guardo rencor.
Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo fui quien más t'ha querío,
con eso tengo bastante.

* * *

-¿Qué tiene er niño, Malena?
Anda como trastornao,
tié la carilla de pena
y el colorsillo quebrao.
Y ya no juega a la tropa,
ni tira piedras al río,
ni se destrosa la ropa
subiéndose a coger níos.
¿No te parese a ti extraño,
no ves una cosa rara
que un chaval de dose años
lleve tan triste la cara?
Mira que soy perro viejo
y estás demasiao tranquila.
¿Quieres que te dé un consejo?
Vigilia, mujé, ¡vigila!

Y fueron dos sentinela
los ojitos de mi mare.
-Cuando sale de la escuela
se va pa los olivare.
-Y ¿qué busca allí? -Una niña,
tendrá el mismo tiempo que él.
José Migué, no le riñas,
que está empesando a queré.
Mi pare ensendió un pitillo,
se enteró bien de tu nombre,
te regaló unos sarsillos
y a mí un pantalón de hombre.

Yo no te dije «te adoro»
pero amarré en tu barcón
mi laso de seda y oro
de primera comunión.
Y tú, fina y orgullosa,
me ofresiste en recompensa
dos sintas color de rosa
que engalanaban tus trensas.
-Voy a misa con mis primos.
-Bueno, te veré en la ermita.
Y qué serios nos pusimos
al darte el agua bendita.
Mas luego en el campanario,
cuando rompimos a hablar:
-Dise mi tita Rosario
que la sigüeña es sagrá,
y el colorín, y la fuente,
y las flores, y el rosío,
y aquel torito valiente
que está bebiendo en el río;
y el bronse de esta campana,
y el romero de los montes,
y aquella línea lejana
que la llaman... ¡horisonte!
¡Todo es sagrao: tierra y sielo
porque así lo quiso Dió!
¿Qué te gusta más? -Tu pelo.
¡Qué bonito me salió!
-Pues, ¿y tu boca, y tus brasos,
y tus manos reonditas,
y tus pies fingiendo el paso
de las palomas suritas?
Con la puresa de un copo
de nieve te comparé;
te revestí de piropos
de la cabesa a los pié.
A la vuerta te hise un ramo
de pitiminí,presioso
y a luego nos retratamos
en las agüitas de un poso.
Y hablando de estas pamplinas
que inventan las criaturas,
llegamos hasta tu esquina
cogíos por la sintura.
Yo te pregunté: -¿En qué piensas?
Tú dijiste: -En darte un beso.
Y yo sentí una vergüensa
que me caló hasta los huesos.
De noche, muertos de luna,
nos vimos por la ventana.
-¡Chssss! Mi hermaniyo está en la cuna,
le estoy cantando la nana.

«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».

Y mientras que tú cantabas
yo, inosente me pensé
que nos casaba la luna
como a marío y mujé.

¡Pamplinas! ¡Figuraciones que se inventan los chavales!
Después la vida se impone:
tanto tienes, tanto vales;
por eso, yo al enterarme
que llevas un mes casá,
no dije que iba a matarme,
sino que me daba iguá.
Mas como es rico tu dueño,
te vendo esta profesía:
tú, por la noche, entre sueños
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde
que mi boca te besó
y te llamarás «¡cobarde!»
como te lo llamo yo.
Y verás, sueña que sueña,
que me morí siendo chico
y se llevó la sigüeña
mi corasón en su pico.
Pensarás: «no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando»;
pero allá en la madrugá
te despertarás llorando,
por el que no es tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
sino el que más te ha querío.
Con eso tengo bastante.
Por lo demás, tó se orvía.
Verás cómo Dios te manda
un hijo como una estrella;
avísame de seguía,
me servirá de alegría
cantarle la nana aquella:

«Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi mare no quiere
ni yo tampoco».

Pensarás: «no es sierto ná,
yo sé que lo estoy soñando».
Pero allá en la madrugá
te despertarás llorando.

Porque sin sé tu marío,
ni tu novio, ni tu amante,
yo soy... quien más t'ha querío...
¡Con eso tengo bastante! Si quieres escucharlo disponible en la voz de Nati Mistral: https://youtu.be/wHBnCRBqvsU?si=NtGk31Mtsxl-BNW5

Rincones y Sabores: La Guía Completa para el Alma, el Paladar y la Vida

Explorar nuestra región es sumergirse en un mosaico de tradiciones, sabores y expresiones que nos llenan de orgullo.

Cada rincón esconde una historia y cada historia refleja el espíritu vibrante que nos define. 

Esta semana, te invitamos a descubrir lo extraordinario en lo cotidiano, a conectar con las raíces de nuestra identidad y a celebrar la creatividad de quienes enriquecen nuestro día a día.

Déjate llevar por un recorrido lleno de aromas, colores y emociones. Estas páginas no solo son una guía, sino una puerta abierta a lo mejor de nuestra tierra. ¡Comencemos!

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La Embajada: Un rincón de la auténtica cocina artesanal Argentina en León, Guanajuato

Un viaje al corazón de la gastronomía argentina   Desde 2007, La Embajada ha deleitado a los comensales de León con la esencia de la cocina argentina, ofreciendo una experiencia culinaria que fusiona tradición y calidad en cada plato. Ubicado en Avenida Universidad 283-local B2, La Lluvia, 37150 León de los Aldama, Gto., frente al Oxxo de La Salle, este acogedor restaurante se ha convertido en un referente para quienes buscan sabores genuinos y artesanales.   Al cruzar sus puertas, uno es recibido por un ambiente cálido y familiar, donde la atención esmerada del chef Julio Olifir y su equipo hacen sentir a cada visitante como en casa. La decoración, sencilla pero elegante, evoca la esencia de las tradicionales casas argentinas, creando el escenario perfecto para una experiencia gastronómica memorable.   Sabores que conquistan el paladar   El menú de La Embajada es una verdadera celebración de la gastronomía argentina. Sus empanadas son un clásico infaltable, con una masa crujiente y rellenos llenos de sabor que enamoran desde el primer bocado.   Para los amantes de la pasta, las opciones artesanales son una auténtica joya. Preparadas con recetas transmitidas de generación en generación, ofrecen una textura y sabor inigualables, transportando a los comensales a las mesas familiares de Argentina.   Las ensaladas frescas y coloridas aportan equilibrio y frescura a cada comida, mientras que los alfajores ponen el broche de oro a la experiencia. Rellenos de dulce de leche y cubiertos de chocolate o azúcar glas, son el postre perfecto para cerrar con dulzura.   Pasión por lo artesanal   La dedicación de La Embajada a la cocina artesanal se refleja en cada detalle, desde la selección de ingredientes de alta calidad hasta la meticulosa preparación de cada platillo. Esta pasión por la autenticidad ha forjado una clientela leal que valora la constancia y el compromiso del restaurante por ofrecer siempre lo mejor.   Horarios y servicio a domicilio   El restaurante abre sus puertas de martes a domingo de 12:00 p.m. a 6:00 p.m., un horario perfecto para disfrutar de un almuerzo relajado o una cena temprana en un ambiente acogedor.   Para quienes prefieren deleitarse con estas delicias en casa, La Embajada ofrece servicio a domicilio. Solo hay que hacer un pedido y el sabor de Argentina llegará directamente a la puerta.   📞 Teléfono para pedidos: 477 211 4664   Síguelos en redes sociales   Para conocer más sobre su menú, novedades y promociones, La Embajada está presente en redes sociales:   📌 Facebook: La Embajada Cocina Artesanal Argentina 📌 Instagram: @laembajada.arg   Un destino imperdible para los amantes de la buena comida   Más que un restaurante, La Embajada es un espacio donde se celebra la cultura y la tradición argentina a través de su gastronomía. Cada platillo es una invitación a descubrir y enamorarse de sabores auténticos, preparados con amor y dedicación.   Ya sea que busque revivir recuerdos de viajes pasados o simplemente desee explorar nuevas experiencias culinarias, La Embajada promete una travesía gastronómica que deleitará todos sus sentidos.   En un mundo donde lo artesanal a menudo se pierde en la producción en masa, este restaurante se erige como un baluarte de la autenticidad, ofreciendo una experiencia que va más allá de la simple comida, creando momentos y recuerdos que perduran.   Es, sin duda, una joya en León que merece ser descubierta y disfrutada por todos los amantes de la buena mesa. (By La Gira del Tragón).

SANTORAL

del domingo 9 al 15 de febrero

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• Nuestra Señora de Lourdes: Aparición mariana en 1858 en Lourdes, Francia, a Santa Bernardita Soubirous. Desde entonces, Lourdes se ha convertido en un importante lugar de peregrinación y es asociada con numerosas curaciones milagrosas. • San Pedro de Jesús Maldonado Lucero: Sacerdote y mártir mexicano del siglo XX. Fue asesinado en 1937 durante la persecución religiosa en México. • San Gregorio II Papa: Papa del siglo VIII. Es conocido por su defensa de las imágenes sagradas durante la controversia iconoclasta y por enviar misioneros a evangelizar a los germanos. • San Severino de Agaune: Abad del siglo V en Agaune, Suiza. Es venerado por su vida monástica y su dedicación a la comunidad religiosa.

EFEMÉRIDES

del domingo 9 de enero al 15 de febrero

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Días Internacionales • Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. • Jornada Mundial del Enfermo. • Día de los Servicios de Emergencia 112 (en Europa).   Conmemoración de sucesos internacionales 1. 660 a.C.: Según la tradición japonesa, el emperador Jimmu funda Japón, estableciendo la línea imperial más antigua del mundo. 2. 1531: Enrique VIII de Inglaterra se declara jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, separándose de la autoridad del Papa. 3. 1650: Fallece René Descartes, filósofo, matemático y científico francés, considerado el padre de la filosofía moderna. 4. 1809: Robert Fulton patenta el barco de vapor en Estados Unidos. 5. 1847: Nace Thomas Alva Edison, inventor y empresario estadounidense, conocido por desarrollar el fonógrafo, la cámara de cine y la bombilla incandescente. 6. 1929: Se firman los Pactos de Letrán entre Italia y la Santa Sede, creando el Estado de la Ciudad del Vaticano. 7. 1945: Finaliza la Conferencia de Yalta, donde Churchill, Roosevelt y Stalin acuerdan el reparto de Europa tras la Segunda Guerra Mundial. 8. 1970: Japón lanza el satélite Osumi, convirtiéndose en la cuarta nación en alcanzar el espacio. 9. 1990: Nelson Mandela es liberado tras pasar 27 años en prisión en Sudáfrica. 10. 2013: El Papa Benedicto XVI anuncia su renuncia, siendo el primer pontífice en hacerlo en casi 600 años.   Conmemoración de sucesos nacionales 1. 1894: Fallece en la Ciudad de México José Tomás de Cuéllar, escritor, periodista y político mexicano. 2. 1913: Durante la Decena Trágica, el general Victoriano Huerta simula un ataque a la Ciudadela para aparentar lealtad al presidente Francisco I. Madero. 3. 1924: Se inaugura la carretera México-Puebla, una de las primeras autopistas en el país. 4. 1929: Se funda el Club Universidad Nacional A.C., antecedente de los Pumas de la UNAM. 5. 1942: Se establecen las primeras disposiciones del Programa Bracero entre México y Estados Unidos, permitiendo la contratación de trabajadores agrícolas mexicanos. 6. 1959: Se inaugura el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). 7. 1965: Se funda la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. 8. 1971: Se inaugura la refinería de Tula, Hidalgo, una de las más importantes del país. 9. 1977: Se funda el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ). 10. 1985: Se establece la Reserva de la Biósfera El Triunfo en Chiapas. 11. 1995: Se firma el acuerdo de San Andrés Larráinzar entre el gobierno federal y el EZLN, sobre derechos y cultura indígena. 12. 2010: Se crea la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). 13. 2014: Se eleva a rango constitucional la garantía de la paridad entre mujeres y hombres en las candidaturas a las Cámaras de Diputados, Senado y Congresos Estatales. 14. 2021: Fallece Alfonso Zayas, actor y comediante mexicano, icónico en el cine de ficheras. 15. 1984: Nace la cantante y actriz mexicana María José, conocida por haber sido parte del grupo Kabah.

¿QUÉ LEER
ESTA SEMANA?

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La Sombra del Caudillo

Autor: Martin Luis Guzman
Reseña: La sombra del caudillo: Un relámpago en la noche del poder

Hay novelas que nos cuentan una historia. Otras nos sacuden el alma. La sombra del caudillo, de Martín Luis Guzmán, pertenece a esta segunda estirpe: la de los libros que no se leen con los ojos, sino con la sangre palpitando en las sienes, con los nervios crispados y la respiración entrecortada, como si cada página fuera una sentencia o una revelación. Es una obra que no se contenta con narrar el México posrevolucionario; lo desgarra, lo exhibe, lo deja desnudo ante nuestros ojos para que contemplemos, en su máxima crudeza, el destino de un país atrapado en la garra de la traición, la ambición y la política devoradora.   Porque si la Revolución prometió libertad y justicia, ¿qué quedó de esas promesas cuando las armas callaron? Guzmán responde con una historia donde los ideales chocan contra la realidad del poder, donde los héroes se marchitan y los hombres rectos son tragados por el fango de la intriga. Aquí no hay inocentes, solo sobrevivientes.   Los hilos del destino: hombres atrapados en su propia sombra   El corazón de la novela late en tres figuras imponentes: el caudillo, un titán invisible que todo lo controla sin necesidad de mostrar el rostro; Ignacio Aguirre, el hombre que encarna la esperanza, el resplandor de la lealtad en medio de la tormenta; y Axkaná González, el personaje que oscila entre la lealtad y la conveniencia, un testigo y un cómplice de los oscuros engranajes del poder.   El caudillo nunca aparece directamente, pero su presencia es un peso constante, un aliento ardiente en la nuca de los personajes. No necesita estar frente a nosotros; su sombra es suficiente para teñir de fatalidad cada movimiento. Es el amo de un tablero donde los peones creen tener voz, pero están destinados a ser sacrificados.   Ignacio Aguirre, en cambio, es el último baluarte del honor. Se mantiene firme ante la tempestad, convencido de que la integridad aún tiene cabida en el mundo de los hombres. Pero la pregunta inevitable se cierne sobre él como una guillotina: ¿puede un hombre de principios sobrevivir en un juego donde la astucia vale más que la dignidad?   Axkaná González es la cuerda floja sobre la que camina la historia. Inteligente, calculador, pero no por ello insensible, representa la tensión entre la ambición y la moral. Su mirada es la nuestra: testigo del drama que se despliega ante él, del laberinto de pasillos oscuros, de murmullos cargados de veneno y silencios más letales que las balas.   Una ciudad de sombras y presagios   La Ciudad de México se convierte en un personaje más, un escenario donde cada callejón esconde un secreto y cada despacho oficial huele a traición. No es solo el telón de fondo de la trama; es un cuerpo vivo, con arterias por donde corre la sangre de la política, con pulmones que respiran conspiraciones, con ojos vigilantes que nunca parpadean.   Las luces de los faroles apenas logran perforar la densa penumbra de la incertidumbre. Las palabras que se intercambian en los salones y oficinas son dagas envainadas, listas para hundirse en la espalda del próximo incauto. Y cuando cae la noche, la ciudad se llena de espectros: no de los muertos, sino de los vivos que han vendido su alma al poder.   Una prosa como un puñal   Si la historia nos atrapa por su contenido, la escritura de Guzmán nos deslumbra por su forma. No hay palabras gastadas ni frases de relleno; cada línea está cincelada con precisión, cada párrafo es un golpe de efecto, cada diálogo un juego de máscaras donde la verdad nunca se dice de frente.   Su prosa es luminosa y oscura a la vez: nos envuelve en el esplendor de sus imágenes, pero al mismo tiempo nos sumerge en la desesperanza de un país donde la política es un teatro de ilusiones y el destino de los hombres no depende de su valor, sino de la voluntad inescrutable de quienes mueven los hilos.   Un final que golpea como un trueno   Y cuando la historia llega a su desenlace, no hay escapatoria. No hay giros inesperados ni redenciones de último momento. Solo la confirmación de que, en este juego de sombras, los hombres buenos son vencidos no por su debilidad, sino por la impiedad del mundo que los rodea.   El último tramo de la novela es un descenso vertiginoso hacia lo inevitable, una carrera sin frenos hacia un destino que, aunque presagiado desde el principio, nos toma por sorpresa con la fuerza de un trueno que resuena mucho después de haber cerrado el libro.   Una obra que sigue respirando en nuestro tiempo   Aunque escrita hace casi un siglo, La sombra del caudillo sigue ardiendo con la misma intensidad que en su primera publicación. Porque la política no ha cambiado tanto como nos gustaría creer. Porque la ambición, la traición y la lucha entre la integridad y la conveniencia siguen dictando el rumbo de las naciones. Porque aún hay caudillos sin rostro que manejan los destinos de los pueblos, y hombres que, como Ignacio Aguirre, intentan sostenerse en un mundo que no está hecho para ellos.   Leer esta novela es mirar de frente el reflejo de una historia que, de una forma u otra, se repite en cada generación. Es adentrarse en un laberinto de poder donde la luz apenas logra filtrarse, pero donde cada página, con su fulgor implacable, nos recuerda que la literatura tiene la capacidad de revelar aquello que la historia oficial prefiere callar.   Martín Luis Guzmán nos entrega un libro que no solo es imprescindible: es un latido poderoso, un eco que resuena en la memoria, una tormenta de palabras que aún hoy nos sacude con su verdad implacable. (By Notas de Libertad).

PLÁTICAS CON EL LICENCIADO 2

Salvador Rocha Díaz: Político de Altura, Abogado Implacable y Caballero de la Vida

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Lo que me enteré de Salvador Rocha Díaz no tiene desperdicio. Veníamos de una gira del partido a San Luis de la Paz, ya de regreso a Guanajuato. Era 1989, y don Guadalupe Enríquez Magaña iba al frente como presidente del Comité Directivo Estatal del PRI. Yo era su secretario de Organización. El camino era largo, así que la plática se fue dando sola. Entre anécdotas y comentarios sobre la jornada, de pronto don Lupe me suelta: —Mira, Wintilo, te voy a contar de Salvador Rocha Díaz. Ese hombre no necesita andar presumiendo para que lo respeten. Nomás con verlo y oírlo hablar, ya sabes que es alguien serio, de esos que no dicen mucho, pero cuando dicen algo, más vale poner atención. Desde que salió de la UNAM, ya traía madera de gente grande. No es de los que andan de habladores, es de los que trabajan y dejan huella sin hacer ruido. Ha sido secretario de Gobierno, diputado, ministro de la Suprema Corte, y en donde ha estado, deja claro que sabe lo que hace. En Guanajuato, cuando le tocó ser secretario de Gobierno, puso orden. Sabe escuchar, pero tampoco es dejado. Si tiene que poner un alto, lo pone sin miedo. No se anda con rodeos ni con politiquerías. Toma decisiones y las defiende con la ley en la mano. Ahora, eso sí, Rocha Díaz le sabe a las maniobras políticas como pocos. No es un improvisado ni un ingenuo. Sabe leer las jugadas antes de que los demás las hagan. No se le escapan las movidas en corto ni los acuerdos en lo oscurito, pero no por eso se mete en ellas. Más bien, las entiende, las anticipa y, cuando le toca, las neutraliza con inteligencia. En la política, como en los tribunales, juega con estrategia. Nunca da un paso sin calcularlo bien. Y no creas que es de los que regalan el puesto, no. Él exige lo mejor de su gente, y si alguien no da el ancho, lo hace saber sin rodeos. Fíjate que nuestro secretario de Acción Electoral trabaja con él en la Secretaría General de Gobierno. Un día, Rocha Díaz le encarga un estudio jurídico sobre un tema. Nuestro amigo se aplica, hace el documento y se lo lleva. Cuando llega a entregarlo, Rocha está detrás de su escritorio. Lo toma y empieza a leerlo a toda velocidad, sin siquiera invitarlo a sentarse. Nuestro secretario espera alguna reacción, un gesto de aprobación. De pronto, Rocha deja el documento sobre el escritorio, lo mira fijo y le dice: —Está bien, traiga sus tarjetas de presentación. Nuestro secretario, sorprendido, le responde: —Aquí traigo algunas. Pero Rocha Díaz insiste: —No, vaya por todas las que tenga. El hombre sale del despacho pensando que aquello es una buena señal. “Me va a ascender”, se dice. “Le gustó el documento”. Apura el paso, toma todas sus tarjetas y regresa con Rocha Díaz. Otra vez, sin que le ofrezcan asiento, se las entrega. Entonces, ante sus ojos, ve cómo Rocha comienza a romperlas una por una. Con el desconcierto pintado en la cara, apenas puede reaccionar cuando Rocha le suelta la sentencia: — “Quería revisarlas, pero al ver que llevan el título de ‘licenciado’, comprendí que no valía la pena. No es una cuestión de títulos, sino de capacidad, y usted carece por completo de ella. Su incompetencia es insalvable. Rompo esto porque su contenido es tan prescindible como su presencia aquí. Ahora, márchese y tenga la dignidad de no volver.” Así lo despide. Ese es Salvador Rocha Díaz. No es un hombre de medias tintas ni de falsas cortesías. Cuando alguien le falla, lo hace saber sin adornos. Y cuando alguien es bueno, tampoco necesita decírselo muchas veces. En su mundo, el respeto no se pide, se gana. Esa es la clase de hombres que dejan huella, Wintilo. No los que gritan más fuerte, sino los que con su sola presencia ya ponen orden, los que trabajan, cumplen y no necesitan que los anden aplaudiendo. Rocha Díaz es de esos. Don Lupe termina su relato y se queda callado un rato, como si recordara algo más. Yo también me quedo pensando. El camino de regreso a Guanajuato aún es largo, pero la conversación ya tomó otro tono. La política no es de mata caballo Corría el año de 1994, tiempos de efervescencia electoral y estrategias bien calculadas. Yo coordinaba la campaña del licenciado Ignacio Vázquez Torres, quien encabezaba la primera fórmula para el Senado, mientras que el licenciado Salvador Rocha Díaz llevaba la segunda. Como buen operador político, sabía que la clave del éxito radicaba en la unidad, así que busqué un acercamiento con Rocha Díaz para coordinar algunas fechas conjuntas y reforzar la imagen de cohesión del partido. A través de mi amigo Paco Licea Montiel, quien colaboraba en la campaña de Rocha, conseguí una cita. “Te invita un café”, me dijo, con esa media sonrisa de quien sabe que está haciendo una buena gestión. Así que acudí al encuentro con el licenciado Rocha Díaz, le expuse la idea y, tras escucharme con atención y una mirada de abogado curtido en mil batallas, aceptó. Pactamos una gira con una ruta bien calculada: desayuno en Comonfort, comida en Apaseo el Grande, mitin en Apaseo el Alto y cena para cerrar con broche de oro. Todo medido al minuto. Llegado el día, la gira arrancó de maravilla. En Comonfort, Paco Ramírez, amigo de ambos candidatos, organizó un desayuno espléndido. Luego, pasamos a una reunión con la estructura del partido y, al finalizar, nos trasladamos a Celaya para una entrevista radiofónica. Todo iba conforme al plan. En Apaseo el Grande, la comida fue un éxito. Manuel Buenrostro, gran amigo del licenciado Rocha Díaz y mío, había organizado un evento con una asistencia nutrida y un ambiente inmejorable. Los discursos fueron bien recibidos, los aplausos resonaban con entusiasmo y la sobremesa se alargó con una calidez que solo en la política bien llevada se encuentra. Pero el reloj no perdona. A las cinco de la tarde, con la puntualidad de un relojero suizo, me acerqué a mi candidato, Ignacio Vázquez Torres, para recordarle que era momento de partir hacia Apaseo el Alto. Me dio un asentimiento breve y me encargó avisarle al licenciado Rocha Díaz. Me dirigí hacia él, quien estaba en animada charla con Manuel Buenrostro y otros priistas de renombre. Con la discreción del caso, me acerqué y le dije: —Candidato, estamos sobre el tiempo para el mitin en Apaseo el Alto. Rocha Díaz me miró con una sonrisa pícara, me tomó del hombro con amabilidad y, guiándome hacia un rincón del salón, me dijo con tono pausado y firme: —Mire, Wintilo, usted armó una gira de mata caballo. Yo no le voy a seguir. Hasta aquí llego. Se acomodó la corbata con la tranquilidad de quien domina los tiempos y, con una media sonrisa, remató con una sentencia que aún hoy resuena en mi memoria: —La política no es de andar a las carreras. Es de traguito de agua, cafecito y, de vez en cuando, un buen coñac. Si no lo entiende, le advierto que a la gente común no le gusta la prisa… y a los políticos, menos. Esto se hace con calma, aunque nos amanezca. Dicho esto, soltó una carcajada sonora, se dio media vuelta y volvió a su conversación, con la seguridad de quien sabe que la política no solo se trata de correr, sino de saber cuándo quedarse. Informé a Vázquez Torres y continuamos con la gira hacia Apaseo el Alto, mientras el licenciado Rocha Díaz, con una copa en la mano, seguía disfrutando de la sobremesa. Nunca más volvimos a hacer giras conjuntas organizadas por mí. Poco después, dejé la campaña de Vázquez Torres para dedicarme de lleno al Movimiento Territorial. Pero aquella lección quedó grabada en mi memoria: en la política, como en la vida, hay quienes corren y quienes saborean el camino. Y, a veces, los que se toman su tiempo son los que mejor llegan, pero en esto no es regla escrita, sino cuestión de estilos. “El Último Gran Duelo del PRI en Guanajuato” El PRI de los noventa todavía era una maquinaria de poder bien engrasada, con operadores hábiles, estructuras consolidadas y una base leal que respondía a los llamados de su partido. Sin embargo, en política nada está escrito, y 1995 marcaría un punto de inflexión en Guanajuato. La contienda interna por la candidatura a la gubernatura del estado tenía tres aspirantes: Ignacio Vázquez Torres, Salvador Rocha Díaz y Pepe Chuy Padilla. Pero, a diferencia de otras elecciones donde la pelea se definía voto a voto, desde el principio estaba claro que Nacho Vázquez Torres llevaba la delantera. Su ventaja no era circunstancial ni producto de una negociación de último minuto. Nacho había recorrido el estado incansablemente, municipio por municipio, conociendo a la militancia, cerrando acuerdos y construyendo una estructura fuerte y leal. A diferencia de otros tiempos en el PRI, esta no era una elección cerrada ni decidida en las cúpulas. El proceso se definiría en una convención electiva, donde votarían consejeros políticos estatales y municipales, exregidores, expresidentes municipales, exdiputados locales y federales. Cada voto contaba, cada liderazgo tenía peso y cada equipo afinaba su estrategia hasta el último minuto. El cuartel general de la campaña de Nacho se instaló en el Hotel Parador San Javier, convertido en un verdadero centro de operaciones políticas. Desde ahí se organizaba la llegada y el registro de los delegados, asegurando que todos los que respaldaban a Nacho estuvieran acreditados y listos para votar. No se podía dar margen a errores ni a maniobras sorpresivas. Una vez acreditados, los delegados eran trasladados en grupos organizados por municipio para reunirse con Nacho Vázquez Torres. Ahí, en reuniones cara a cara, Nacho cerraba compromisos, reforzaba acuerdos y consolidaba su ventaja. No eran discursos masivos ni reuniones formales: eran encuentros estratégicos, donde cada delegado salía con la certeza de estar respaldando a un líder que había estado en el territorio, que conocía sus problemas y que tenía el peso político para ganar. Mientras tanto, Rubén García Farías, en su calidad de representante de Vázquez Torres en la Comisión Organizadora del proceso interno, supervisaba que todo se realizara conforme a las reglas. Su papel no era de operación política directa, sino de garantizar que la elección se desarrollara sin irregularidades y que no hubiera intentos de alterar el proceso. Cuando llegó el momento de la votación, la tensión era palpable. Aunque Rocha y Padilla intentaban alinear sus apoyos, la estructura de Nacho estaba bien amarrada. No había margen para sorpresas. Cuando se contaron los votos, la victoria de Ignacio Vázquez Torres fue contundente. Rocha y Padilla no lo tomaron bien. Rocha, sin más alternativa, regresó al Senado con un gesto serio. Padilla, aunque inconforme, tuvo que aceptar la derrota. Así era la política priista de aquellos años: con estrategia, con operación y con la firmeza de los números. Pero la verdadera batalla no era la interna. El verdadero desafío estaba afuera. Del otro lado en la boleta electoral esperaba Vicente Fox. A pesar de la fortaleza priista, del músculo territorial y de la maquinaria que había llevado a Nacho a la candidatura, el 28 de mayo las urnas hablaron, y el PAN hizo historia. Vicente Fox se convirtió en gobernador, dando el primer gran golpe de alternancia en un estado que el PRI había controlado por décadas. Meses después, Nacho Vázquez Torres también regresó al Senado, cerrando un capítulo de lucha política que marcó el fin de una era. Porque si algo quedó claro después de esa elección, fue que el PRI en Guanajuato jamás volvería a ser el mismo. Cuando el destino brinda: Recuerdos de mi amistad con el senador Salvador Rocha Díaz. El 6 de julio de 1997, la vida me dio una oportunidad que cambiaría mi trayectoria: fui electo diputado federal por el distrito 11 de Guanajuato, con cabecera en Pénjamo, abarcando también Abasolo y Huanímaro. Aunque mi aspiración inicial era representar San Francisco del Rincón, el decidido apoyo del secretario de Gobernación, don Emilio Chuayffet, me llevó a obtener la candidatura por Pénjamo, una historia que será para otra plática, porque hoy no le toca. Ya inmerso en mis responsabilidades legislativas y tareas partidistas, el martes 10 de marzo de 1998, mientras participaba en una sesión plenaria en la Cámara de Diputados, una llamada inesperada interrumpió la rutina. Una secretaria, con voz amable, me informó que el senador Salvador Rocha Díaz deseaba hablar conmigo. La sorpresa fue mayúscula, pues desde el proceso interno para gobernador del estado, donde tuve el honor de coordinar la campaña de Nacho Vázquez Torres, no había tenido contacto con él. —Wintilo, ¿cómo estás? —resonó su voz, llena de energía y calidez. —Bien, senador, a sus órdenes —respondí, intentando disimular mi asombro. —Me dicen que hoy es tu cumpleaños. —Hoy no, pero dentro de tres días sí. —¿Cuántos cumples? —36 años, senador. —Bueno, tres días no son impedimento. Nos vemos hoy a las tres de la tarde en el Bellinghausen de Londres. Y, sin más, colgó el teléfono, dejándome con una mezcla de desconcierto y curiosidad. La sesión en la Cámara parecía interminable, pero mi mente ya estaba en aquella cita inesperada. El diputado Enrique Jackson Ramírez, vicecoordinador del grupo parlamentario, notó mi inquietud y, con una sonrisa cómplice, me dijo: —Vas a comer con Chava Rocha Díaz, ¿verdad? Llega puntual, porque él detesta la impuntualidad. —¿Y a ti quién te lo dijo? —Me habló para preguntar si había posibilidades de que te pudieras ir sin trastocar alguna votación. No hay problema, vete a tu comida. A las dos cincuenta y cinco de la tarde, ya estaba en el Bellinghausen, un restaurante emblemático fundado en 1915, ubicado en la calle de Londres, en la colonia Juárez de la Ciudad de México. El lugar, con su atmósfera elegante y serena, parecía detenido en el tiempo, ofreciendo un refugio del bullicio citadino. A las tres en punto, el senador Rocha Díaz hizo su entrada. Un mesero se acercó para ofrecer bebidas, y el senador, con su característica jovialidad, pidió dos tequilas. Al llegar, me saludó efusivamente y me felicitó por mi próximo cumpleaños. —¿Dónde compraste esa corbata? Es sumamente fea —dijo, soltando una carcajada. Mientras reía, me entregó un paquete envuelto con esmero. Al abrirlo, descubrí una corbata de diseñador, de una elegancia indiscutible. —Por favor, Wintilo, póngase esta corbata y quítese ese horror que trae. Obedecí de inmediato. Al intentar hacer un buen nudo, él observaba divertido. Finalmente, soltó otra carcajada y comentó: —Es exactamente mi corbata, Wintilo, pero a usted le falta la elegancia y la gracia que yo tengo para lucirlas. Sus palabras, lejos de incomodarme, me hicieron sentir en confianza. Era un hombre de vasta cultura, un abogado excepcional, pero, sobre todo, un ser humano con una calidez y sentido del humor inigualables. Le pregunté sobre un amparo que había ganado para poder fumar en los aviones, y me corrigió con una sonrisa pícara: —No, diputado, es un amparo para poder fumar donde yo quiera. Y, sin más, encendimos un cigarro, compartiendo ese pequeño acto de rebeldía. La conversación fluyó hacia la política. Le mencioné que pensaba que se había enojado conmigo durante la interna. —No, Wintilo, no era con usted el pleito. Nacho no ganó; Guanajuato sigue con el PAN. Mi enojo era con quienes lo fraguaron. Las horas pasaron sin que nos diéramos cuenta. Yo lucía una corbata elegante y, más importante aún, había ganado un amigo invaluable. A partir de entonces, nuestras reuniones se hicieron frecuentes, al menos dos o tres comidas por periodo de sesiones. Siempre lo traté con el respeto y la admiración que se había ganado. En una ocasión, me invitó a su casa en San Miguel de Allende, una residencia impresionante con un gran domo que se abría y cerraba a su voluntad, en un patio gigantesco. También compartimos una comida en el Casino Español. Sin embargo, su lugar predilecto parecía ser el Bellinghausen. Don Salvador Rocha Díaz fue un ser humano excepcional. Su pasión por la vida se reflejaba en todo lo que hacía. Recuerdo que, un diciembre, me hizo llegar, junto a una botella de coñac, un CD con una muy buena producción musical, donde él interpretaba diferentes melodías románticas. La última vez que lo saludé fue en casa López Castro, al fondo del Hotel La Estancia, donde desayunamos por invitación de mi querido amigo Álvaro López Castro (QEPD). Hoy, Salvador Rocha Díaz ya no está con nosotros, pero yo aún lo recuerdo con el afecto y la admiración que sembró en mí en el poco tiempo que compartimos. Este es un fragmento de una historia llena de aprendizaje, estrategia y una visión clara de lo que la política debe ser. Salvador Rocha Díaz fue un hombre que dejó huella sin buscar aplausos, y su legado sigue vivo en quienes tuvimos el privilegio de conocerlo. (By Notas de Libertad).

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